Esta semana, el Ayuntamiento de Santa Cruz reconocía la labor de más de una veintena de instituciones y empresas en favor de la sostenibilidad del municipio y otorgaba a Wolfredo Wildpret el Premio Santa Cruz Sostenible y, en la categoría de Voluntario Ambiental, a Armando Brito.

Este premio pretende reconocer a personas o colectivos implicados de forma destacada en el fomento y la defensa de la sostenibilidad en la capital. Nadie mejor que Wolfredo Wildpret, catedrático de Botánica y profesor emérito de la Universidad de La Laguna, ilustra los valores de la divulgación del medio ambiente y el compromiso en la mejora de la sostenibilidad, especialmente en el Parque Rural de Anaga, declarado como Reserva Mundial de la Biosfera de la UNESCO, gracias, entre otras colaboraciones, a la del profesor Wolfredo.

En abril de 2013, Santa Cruz emprende un camino decidido a favor de la sostenibilidad con su adhesión al Pacto de los Alcaldes sobre el Clima y la Energía, la principal red europea de autoridades locales que han asumido el compromiso voluntario en la lucha contra el cambio climático.

Santa Cruz está muy cerca de cumplir con creces los objetivos de reducción de las emisiones de CO2 y otras emisiones de gases de efecto invernadero, marcados en el Pacto, gracias a un conjunto de acciones como la sustitución de luminarias y la red semafórica con tecnología de alta eficiencia que reduce la potencia consumida.

También el impulso de la movilidad sostenible con el proyecto que dotará a la capital de 50 nuevos puntos de recarga para vehículos eléctricos, distribuidos en los cinco distritos, en zonas cercanas a centros de salud, zonas comerciales, centros formativos y cerca de las paradas de taxis, incentivando estos vehículos eléctricos.

El transporte público es otra prioridad. La ampliación de frecuencias en las rutas de guaguas en todos los distritos, un nuevo contrato con Titsa y el Cabildo y el plan de renovación de guaguas, además de las ayudas económicas, desde el año 2011, para el rescate de licencias de taxi.

En materia de gestión de residuos la capital no ha estado al margen. Ha impulsado campañas de concienciación ciudadana, también en Carnavales, y ha mejorado los servicios de recogida selectiva de residuos. Recientemente, la ciudad se sumaba a la Declaración de Sevilla en favor de la Economía Circular, que contribuirá a crear conciencia en un concepto contrario al tradicional lineal de producir, usar y tirar. El futuro pasa por una nueva cultura de reducir, reciclar y reutilizar.

Mejorar la eficiencia energética y utilizar fuentes de energía renovables tiene uno de sus mejores exponentes en el proyecto de vía sostenible, gracias al cual Santa Cruz será la primera ciudad canaria en disponer de una vía 100% sostenible en el tramo de 3,5 kilómetros comprendido entre el Palmetum y Paso Alto, que se alimentará en exclusiva con fuentes de energías renovables para ahorrar en emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera utilizando placas fotovoltaicas, aerogeneradores, cargadores para coches eléctricos y el cambio de toda la luminaria por tecnología LED.

Junto a esta vía, se dará un paso de gigante con el proyecto Santa Cruz Verde 2030 y el acuerdo suscrito por el alcalde José Manuel Bermúdez con Cepsa para desmantelar la Refinería y la completa transformación de esa zona de la capital. La ciudad recuperará un espacio que se convertirá en el nuevo pulmón de Santa Cruz y que contará con amplísimas zonas verdes, equipamientos públicos y dotaciones enfocadas al ahorro energético, la eficiencia y el uso sostenible de los recursos.

En el capítulo de depuración de aguas. Santa Cruz es el único ayuntamiento de Tenerife que ha creado una comisión de seguimiento de todos sus vertidos con el Gobierno de Canarias, el único municipio que tiene un plan de etapas y que lleva al día la tramitación de sus expedientes. Toda el agua vertida está sometida a tratamiento lo que significa que no supone ningún daño ni al medioambiente ni a las personas y se garantiza el cumplimiento de los parámetros exigidos por la ley a través de mediciones y controles.

La ciudad no tiene la culpa de que el Ministerio y Costas eternicen la tramitación de los expedientes y tarden años en emitir los informes para la autorización de los puntos de vertido. Llevamos más de una década esperando porque el Estado amplíe la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Buenos Aires (EDAR), donde además de las de Santa Cruz se tratan aguas de otros dos municipios y cuya capacidad ya era insuficiente cuando se construyó.

El Estado licitó las obras de mejora y ampliación de la EDAR por importe de 32 millones de euros, sin embargo el Gobierno socialista la adjudicó por poco más de 20 millones. El propio consejero insular de Aguas, del PSOE, reconoció su preocupación, no solo por la cuantía de la baja sino porque la empresa adjudicataria presentó "la peor valoración técnica".

El tiempo pasa y los trabajos no han comenzado. El alcalde José Manuel Bermúdez lo ha manifestado: va a exigir y estar vigilante para que esa infraestructura se lleve a cabo correctamente. La solución definitiva a la eliminación de los vertidos en Santa Cruz está en manos del Gobierno socialista. Cuánto más se tarde en iniciar las obras más lejos está la solución. Por eso alguna candidata haría bien en abandonar la confrontación y la alarma social para arrimar el hombro e interceder para que el Gobierno del PSOE, de su propio partido, cumpla con Santa Cruz.

*Diputada del Parlamento de Canarias (CC-PNC)