El ministro de Fomento, José Luís Ábalos, ha contagiado a sus compañeros de Gabinete con el recorte "sine die" de todos los convenios con Canarias que han permanecido olvidados desde los gobiernos de Rajoy hasta el actual de Sánchez. Aunque, aquí en Canarias, los socialistas-obreros se han apresurado a echarle una mano manifestando, sin ruborizarse, que no es fácil abordar unos convenios de esta categoría. Son 1.200 millones de euros para los canarios modositos perdidos en medio del Atlántico. No así, sin embargo, el obsequio de millones regalados a los catalanes independentistas para que vayan olvidando el tema republicano hasta que Puigdemont regrese de Waterloo y los políticos presos salgan a pasear por las Ramblas de la mano de Jordi Pujol y Artur Mas, con lo que todo volverá a la normalidad, es decir, a estar tutelados por la burguesía de Convergencia que es la que, en realidad, no ha dejado de mangonear a Cataluña desde siempre. Ábalos, mientras tanto y sin que ninguno de sus asesores le toque la trompeta advirtiéndole de sus dislates con Canarias, les hace la campaña gratuita a los de Coalición Canaria que, frotándose las manos, comprueban cómo un ministro por un lado indigna a los canarios (no garantiza nada, al contrario, lo enturbia todo), pero por el otro les facilita su permanencia en el poder. Engaña a una comunidad con el descuento al transporte, vaivén de fechas (hoy no, mañana sí), después del cabreo generalizado de políticos y ciudadanía en general. Él mismo anunció la firma del convenio de carreteras para el pasado 21 de este mes. Esta indeseable situación es trasladable al incumplimiento con los convenios de obras hidráulicas, plan de la pobreza, Agricultura, playa de Valleseco, depuradora de Santa Cruz y para tantos otros detalles que iremos conociendo. Desde luego no avalan a Canarias. Una auténtica estafa, ya que ese dinero irá a parar a otras comunidades que son más perturbadoras. Entre ellas, por supuesto, Cataluña, a la que el Consejo de Ministros ha dedicado 120 millones para la ¡conservación! de sus carreteras, además del rebautizo del aeropuerto de El Prat por el de Tarradellas y la anulación del consejo de guerra a Companys, mientras el convenio con Canarias se redujo a 1.200 millones, quedando en el aire 344 millones. Para sintonizar con los canarios, se aprobó la re-denominación del aeropuerto de Guasimeta por el de César Manrique-Lanzarote.

Rosa Dávila, que es la consejera de Hacienda de Canarias y miembro destacado del Ejecutivo, está más que irritada con la firma (no había otro camino) del nuevo Convenio de Carreteras con las islas para el período 2018-2025. El Gobierno canario defiende que las sentencias del Tribunal Supremo sobre los recortes unilaterales efectuados por los ejecutivos de Mariano Rajoy, les dan derecho a reclamar 344 millones más. La consejera acusó al presidente Sánchez de incumplir el compromiso que en octubre pasado adquirió con el presidente canario, Fernando Clavijo. "Es para indignarse y pensar que lo que se quiere es quitar el dinero a Canarias, que no llegue a las Islas para así llevarlo a otro lado". Acertó de lleno la señora Dávila pues, además, se han tirado a la basura los compromisos con obras hidráulicas y el plan para la pobreza. El vicepresidente, Pablo Rodríguez, manifestó que "vamos a pedir que se haga justicia con Canarias y se ejecuten las sentencias del Tribunal Supremo que han estimado los recursos interpuestos por el Gobierno canario frente al incumplimiento del Ministerio de Fomento, que declaran la obligación de la Administración del Estado de transferir a la comunidad autónoma las cantidades comprometidas en el convenio de carreteras entre 2012 y 2017, incrementadas con los intereses legales correspondientes: un total de 945.549.761,71 euros". Concretó que firmó el convenio este pasado sábado porque "es necesario para ejecutar obras que son estratégicas para las islas".

Como el godismo sigue su camino desde los tiempos de la conquista, ignora que las obras hidráulicas son primordiales en y para Canarias. Aquí no tenemos ríos que atraviesen diferentes tierras regando sus "ancha es Castilla", pero disfrutamos de unas finquitas que hay que regar. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, firmó con el Gobierno canario el protocolo de obras hidráulicas para los próximos doce años, lo que, en teoría, venía a refrendar el exhaustivo trabajo que viene realizando Narvay Quintero al frente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas.

Desde el sábado, le han negado incluso (nos han hurtado), 8 millones para el agua agrícola. Los agricultores "no se van a callar". Pero, visto lo visto, nos da la impresión que habrá que echar mano de los recursos casi obsoletos que humedecen nuestros campos y de las bondades meteorológicas.

Debemos subrayar que la propia portavoz de la Generalitat no estuvo de acuerdo con la celebración del controvertido Consejo de Ministros porque los temas tratados no afectaban a Cataluña y porque, para ello, no había que trasladar 9.000 policías y evitar el espectáculo, como siempre espeluznante, de Fuerzas del Orden y manifestantes. Perdió España.