Prometí no ocuparme de la política, pero es que algunos temas me oprimen, y una cosa es lo que opina el borracho, y otra bien distinta el bodeguero, por eso hay veces que uno no puede sustraerse del ambiente general y se ve casi obligado a comentarlo.

Si lees, ves o escuchas cualquier medio de comunicación te encuentras de sopetón con este partido del que todo el mundo opina. Cada uno da su versión, pero se nota que mete miedo a la izquierda que nos gobierna, ese que habla de ultraderecha, pero pacta con los asesinos de ETA, los separatistas, la ultraizquierda de Podemos y un batiburrillo de partidos que mandó con viento fresco a los conservadores de Rajoy. Esta izquierda, por otra parte, cuando el viento no sopla a su favor, muestra sus carencias, demostrando que eso de demócratas y progresistas es pura palabrería. Son unos dictadores de tomo y lomo que están mandando a sus huestes a luchar contra la ley y el orden. ¿Acaso las elecciones andaluzas han sido un fraude? Este partido es igual de legal que el resto, pero lo que les molesta es que tenga seguidores en toda Europa. Pretendían repetir las elecciones autonómicas, pero ya no hay vuelta atrás, hay un Gobierno de derechas y ellos a la oposición, a responder de todo aquello que se encuentre debajo de las alfombras.

La causa principal por la que este partido está emergiendo en la vieja Europa son las grandes diferencias sociales. Lo he dicho infinidad de veces: hay unos pocos ricos que dirigen, gobiernan y se reparten el dinero, frente muchísimos pobres. Se han cargado la clase media, y no entienden que para que un país como España crezca y progrese, es fundamental que la gran mayoría de su población pertenezca al sector de emprendedores, pequeños y medianos empresarios y gente trabajadora con recursos y un bienestar aceptable.

Los gobiernos han dejado de ocuparse del ciudadano medio, no ayudan, no facilitan su acceso a la vivienda, educación y trabajo, y además los castigan con sus impuestos. Los parados mayores de 45 años se desesperan. La esperanza de conseguir un puesto los lleva a vivir un futuro incierto, pues no cotizan y no tendrán pensión. Existe hambre en la calle y proliferan los comedores sociales, pero gracias a la solidaridad intentan sobrellevarlo malviviendo en el umbral de la pobreza.

Los gobiernos están repartiendo la riqueza con mucha desigualdad. Los políticos se reparten la tarta sin ningún tipo de rubor. Se reservan derechos que primero garantizan su bienestar futuro, al que los demás no podemos acceder. Todo lo que les rodea es opaco, y cada día aparecen casos de corrupción y mal gobierno. La propia Susana Díaz, expresidenta andaluza, reconoce que existen tres mil cuatrocientos siete puestos de trabajo de una administración paralela. Otra caradura que no se resiste a sus prebendas.

La gente ya no les cree. De izquierdas, de derechas, de centro... solo cuentan monsergas y confunden a un ciudadano que ve cómo pactan entre sí, por eso está subiendo Vox. Sus propuestas son coherentes para gente que solo desea paz y tranquilidad, un trabajo, una vivienda, y criar a sus hijos con un mínimo de bienestar. Su programa no difiere mucho del Partido Popular o Ciudadanos, e incluso del PSOE. El lío montado con las feministas no es comprensible, no he encontrado en ningún sitio que se desmarque del derecho a la igualdad, solo pide que sea equiparable y que el hombre no quede fuera. En relación con la inmigración, es difícil no estar de acuerdo, lo primero es la humanidad, pero las alambradas y las fronteras siguen existiendo, y Europa y América no pueden seguir acogiendo sin control cuando hay más países en el planeta. En otros temas sí que estoy de acuerdo con sus planteamientos, sobre todo los que hacen referencia a los derechos ciudadanos. Ya es hora de quitar las prebendas de los políticos. No hay derecho que tengan más opciones, que puedan acceder a puestos relevantes, que puedan recibir emolumentos por encima de la media, o que cobren una pensión vitalicia. Basta, igualdad para todos.

Están haciéndoles publicidad gratuita y son muchos los que van a darles el voto, especialmente gente mayor. Así que claro que cuentan.

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