Con los cambios en las políticas económicas después de la crisis de 2007, nos hemos encontrado con que la fuente de empleo de la construcción ha sido reemplazada por el sector servicios y por el empleo, aún en sus orígenes, de la diversificación que se va produciendo por la captación de inversores internacionales que han visto en las bondades del REF un atractivo determinante para la viabilidad de sus proyectos.

Ahora pasamos una etapa europea donde el "brexit", las tensiones EE UU-China, la situación económica italiana, o las internas de un presupuesto con un incremento importante de la fiscalidad para empresarios y trabajadores o la tensión irradiada desde Cataluña, conforman una debilidad, cuando no una amenaza, claramente percibida con temor por las familias canarias así como sus representantes económicos y sociales.

Por ello, el vaticinio de una nueva crisis debe ocuparnos en planificar soluciones, pero no preocuparnos por volver a enfrentarnos al dragón de siete cabezas de una tasa de paro del 33%, pues no hay un parón concreto de un sector como la construcción, que nunca llegó a recuperarse de la crisis anterior.

Por lo cual, las alarmas y gritos desmesurados de algunas instituciones y personajes deben circunscribirse más en el ámbito de sus intereses particulares que a los intereses generales de la población, perfectamente representados por sus instituciones públicas y privadas.

Un buen conductor anticipa frenazos y evita giros bruscos con la única condición de que sepa, o quiera, tomar las riendas de su responsabilidad en el momento adecuado y no cuando el accidente es inevitable.

Es el momento en que la Ley de los Presupuestos Generales del Estado recoja que el REF, más allá de la ZEC, es el auténtico motor de la economía, y, aunque la Zona Especial Canaria ha quedado empoderada como el mejor régimen fiscal del Estado, con diferencia, nuestra condición de lejanía fraccionamiento e insularidad hace necesario un REF potenciado y no lastrado por recortes en sus prestaciones. Para eso, además se ha reforzado su valía en el nuevo Estatuto de Autonomía.

No olvidemos que el fin último de la inversión que atraemos a Canarias consiste en dar empleo y oportunidades a los canarios y que, a su vez, posibilite una mejora de renta y empuje en la calidad de vida y expectativas de progreso para las Islas y sus habitantes.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria