A Carlos Alonso no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones que considera oportunas, por mucho que otros crean que no son las más adecuadas. Él es otra de las cabezas mejor formadas con las que cuenta la política en Canarias. Si bien el pacto en el Cabildo ha funcionado con lealtad durante la legislatura que nos abandona, el presidente del Cabildo asegura que el cuerpo le pide romper el acuerdo, tras el voto en contra del PSOE en el asunto de la compra de un edificio de Antonio Plasencia por parte del IASS, para albergar a los enfermos crónicos más necesitados de Tenerife. Sus socios de Gobierno han votado en contra, junto a Podemos. Esto nos hace empezar a darnos cuenta de por dónde va a deambular este otro socialismo de Pedro Sánchez de cara a la contienda venidera.

La cosa no tiene nada que ver con Aurelio Abreu, que no pinta nada en las decisiones de partido. Esto tiene que ver con la sumisión del PSOE insular y regional a las insensatas políticas de su líder nacional Pedro Sánchez. Y Alonso no comulga en absoluto con esas lides. Para no romper el pacto, apela a la responsabilidad, y yo añadiría que a la cordura. No sería nada operativo para Tenerife romper el pacto ahora. Incluso sintiéndose más cómodo con el PP, aguas en las que nadaría con mucho más dinamismo seguro. Me temo que en la España peninsular se va a vislumbrar un pacto a la andaluza. Malo sería para Canarias, que en el quinto pimiento necesita voces que clamen por sus intereses. Porque insisto, yo no he visto en los últimos años a nadie de un partido, con mando en Madrid, batirse el cobre en la tribuna por nuestras necesidades. Esto, que jode mucho a los partidos de corte nacional, es tan duro como cierto. Y ojalá diera un giro por nuestro bien.

@JC_Alberto