Después de varias semanas, durante el mes de noviembre, en el candelero, nada se sabe del concurso convocado por AENA para ampliar la terminal del Aeropuerto Tenerife Sur. Tan solo el expresidente de Ashotel José Fernando Cabrera ha mantenido viva la llama, advirtiendo de lo que está en juego y reclamando tanto al Cabildo como al Gobierno de Canarias que deben impedir que el operador aeroportuario haga realidad sus pretensiones. Sin ir más lejos, el pasado domingo, en estas mismas páginas, Cabrera recordaba que el Estatuto de Autonomía atribuye al Ejecutivo canario competencias en la planificación, programación y gestión de puertos y aeropuertos, y solicitaba que se hiciera uso de ellas, para exigir la paralización del citado concurso y, a continuación, se convocara otro, a nivel internacional, con el fin de que "los expertos se pronuncien -nos jugamos mucho- y reflejen la tendencia de las nuevas terminales que se están construyendo en el mundo". De las palabras de este empresario hotelero, en la actualidad presidente del Foro Amigos Sur de Tenerife (FAST), conviene subrayar tres: "nos jugamos mucho". Así es, Tenerife debe actuar con visión de futuro y la terminal que pretende habilitar AENA en el Aeropuerto Reina Sofía es precisamente todo lo contrario, pues está diseñada para parchear la actual y no con el objetivo de una isla que aspira a mantener un destino turístico de éxito. Según el propio José Fernando Cabrera, basta apreciar, por ejemplo, lo que hizo Chicago con el nuevo edificio de su aeródromo. Convocó un concurso para la redacción del proyecto, al que se presentaron 14 trabajos, entre ellos Foster y Calatrava. Los cinco finalistas coincidieron en la misma idea: grandes espacios, luminosidad y vegetación. Nada que ver con la que se intenta implantar en el Aeropuerto Tenerife Sur: "un viejo y obsoleto inmueble, con más de 40 años y sin calidad arquitectónica alguna". El Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias no deben cejar en sus reivindicaciones: "nos jugamos mucho".

El inicio, por fin, de las obras del nuevo enlace Chafiras-Oroteanda es un motivo de satisfacción para los tinerfeños. Sobre todo para los que a diario sufren las colas que se generan en esta zona de la autopista del Sur. Ahora bien, es solo una de las actuaciones que la Isla necesita. Nos inquieta ver al consejero regional de Obras Públicas y Transportes, Pablo Rodríguez, vanagloriarse del comienzo de estos trabajos y a su vez olvidarse de todas las inversiones que su departamento tiene pendientes en Tenerife. Escucharle decir que esta intervención es una de las principales proyectadas para la Isla genera cierta alarma, toda vez que aún se está esperando por el cierre del Anillo Insular o el carril Bus-VAO en la TF-5. Recomendamos al Cabildo de Tenerife y a los quince diputados que representan a la Isla en Teobaldo Power que no le pierdan la pista al consejero. La construcción que se lleva a cabo en San Miguel de Abona es importante, sin duda, pero todavía queda mucho por hacer en materia de carreteras en Tenerife. Los conductores que a diario recorren las vías de la Islas están hartos de palabras y quieren hechos. Sea casualidad o mala suerte, lo cierto es que a Pablo Rodríguez se le conoce más por lo primero que por lo segundo.