La Canarias que yo quiero es una Canarias equitativa, que progresa económica y socialmente y que aspira al pleno empleo desde las especificidades de cada isla como oferta plural no repetitiva que configure una autonomía sostenible.

Una Canarias abierta a nuevas oportunidades y a desarrollar el futuro de nuestros jóvenes. Orgullosa del tratamiento de sus aguas, la energía renovable no contaminante y de su parte alícuota de la biosfera.

Una Canarias como primer signo de orgullo de quienes vivimos aquí o que lleven su canariedad por el resto del mundo y con el respeto indiscutible de cualquiera que comparta nuestro espacio vital o comparta nuestras fuentes de financiación del exterior tanto públicas como privadas.

Una Canarias instalada en el corazón de España y en el de Europa, sin olvidar los lazos con América Latina y el Continente africano, fruto de su entorno geográfico y de los lazos emotivos que tejieron nuestros antepasados.

Una Canarias que se ríe del pleito insular porque cada uno de nosotros se siente hermanado por el mar que nos rodea y el aire que respiramos.

Una Canarias que se asienta en la vanguardia permanente y escucha a su gente, tanto con compromiso de representividad pública como privada como a los sin voz y a quien nos tiene buen querer para mejorar de manera continua y que las familias puedan ver el futuro cada vez más cerca de la punta de sus dedos.

Una Canarias lejana de la pesadilla de la pobreza, que antepone la razón al orgullo y se vincule a su tierra portadora de raíces imperecederas.

Una Canarias que sienta a toda su gente y a quien nos visita como personas importantes. Que supera peldaños en vez de acobardarse.

Una Canarias que construye puentes y derriba muros. Que se disculpa de los errores cometidos y sigue adelante apretando los dientes.

Canarias, en fin, mi Canarias, es un pequeño trozo de tierra que se ofrece intensa a todo el que se acerca a ella y te sientes orgulloso cuando la portas por el mundo.

*Vicepresidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria