Y a modo de mejicana en un bar de tequila, de la que Joaquín Sabina o Chavela Vargas podrían haber hecho un corrido, Loli Corujo se desató porque el presidente Clavijo no quiso hablar de asuntos de barra de bar. Para qué fue aquello, ayer se la llevaban los demonios. Yo creo que fue porque se sintió menospreciada intelectualmente, cosa que por otro lado tiene solución, leyendo un poquito. Vamos, que en la primera de las tres entregas del debate del estado de la nacionalidad, la Corujo no solo sacó a Franco, al que hoy nos referiremos, sino se sacó de quicio a sí misma como si fuera la mismísima niña del exorcista. A Fernando Clavijo, a mí también, y a tantos otros canarios, nos importa un pimiento dónde entierren de nuevo al dictador Francisco Franco y es porque Franco no nos interesa ni le debiera interesar a nadie en el año en el que estamos. Máxime tras vivir una transición donde las heridas que estos progres pretenden abrir, ya estaban cerradas hasta por Dolores Ibárruri, La Pasionaria, y Santiago Carillo. En estos tiempos de avanzar, el PSOE, en lugar de situarse como padre de la Transición se ha querido situar como hijo de la Guerra Civil, y así le va.

Especialmente, me sorprendió el candidato Ángel Víctor Torres, que desde una chulería sin par, aprovechó para hacerse una campaña de autobombo sin parangón de cara a las elecciones, atreviéndose a adueñarse de la voluntad de todos los canarios al decir que Clavijo no sería nunca más presidente del Gobierno de Canarias. Pero qué sabrá este zahorí del futuro de la cama de la política, que es una de las rarezas más difíciles de explicar por lo siniestro que antoja. Desde luego, lo que a mí no me gustaría es un prepotente de este calado. Me quedo con Patricia toda la vida. En la política hay que ser humilde, y este sobreexaltado visionario forma parte de lo que Alfonso Guerra definió espléndidamente cuando en la presentación de su último libro dijo que este no era el nuevo PSOE como se definen ellos, sino otro PSOE. Uno peligrosísimo que es capaz de vender su alma al diablo. Te los regalo.

@JC_Alberto