La desastrosa situación que sufren los conductores tinerfeños para circular por las carreteras tinerfeñas, por cualquiera de ellas, quieren mitigarla desde el Cabildo tinerfeño con una serie de mensajes que pretenden tranquilizar el cabreo generalizado con contenidos que siempre van en la misma dirección: anillo insular (una obra fundamental, se atreven a decir como único argumento), y, ahora, tres carriles en la autopista del Norte, desde Tacoronte a Los Rodeos, consiguiendo que el considerable enredo técnico crezca al aflorar las responsabilidades que nadie admite y cuyo origen habría que buscarlo en la inepcia extendida por el Gobierno canario y el Cabildo treinta o cuarenta años atrás, inepcia que ha sido recogida con entusiasmo por los actuales equipos, si se atiende a las obras que, desde entonces, se han realizado por este territorio. Claro que, conviene no olvidar, las funciones que corresponden específicamente al Ejecutivo canario en materia de carreteras. Contemplan estas la planificación, proyecto, construcción, conservación y explotación de toda clase de carreteras. Y así se producen las colisiones de Gobierno y Cabildo desde tiempos inmemoriales, emergiendo un sinfín de ilustres ineptos encargados de la red arterial y de las chapuzas en el mantenimiento de aquellos baches que siempre surgen en el mismo sitio cada vez que caen cuatro gotas, mantenimiento que consiste en volcar, con mimo, un balde de piche en el ya importante socavón.

Pero solo algunos, conscientes del grave problema que significa que una marabunta de vehículos se desplace por toda la Isla y venga a confluir en la capital, son los que, realmente, entran en contacto con la espantosa situación que se vive, día a día, en la ciudad chicharrera. Las serpientes metálicas y multicolores que se mueven por las TF-5 y TF-1 tienen un final diario inapelable: las calles de Santa Cruz que, por si alguien lo había olvidado, es la urbe administrativa de Tenerife, creciendo además turística y espectacularmente (varios hoteles van a abrir). Es decir, aquí viene todo el mundo. A resolver problemas de distinta índole, a trabajar y, últimamente, además a divertirse en recintos con los oportunos permisos.

Ante este maremágnum, ante este irremediable desorden diseñado en despachos de ilustres ineptos, debe figurar una persona que lo aborde con carácter templado, pero, eso sí, con las ideas bien claras sobre la ristra de actuaciones que debe acometer. José Manuel Bermúdez, actual alcalde, ha tenido que dialogar con personas que en un momento determinado podían influir en temas que afectaban al municipio, pero que, por cambios de gobierno o de cargos, las entrevistas y los dineros se las llevaba el viento. El alcalde, además de ser un empedernido carnavalero (eso lo salva de aguantar tanta morralla), ha conseguido que las fiestas hayan alcanzado una relevante importancia en los ámbitos nacional e internacional (este año Tenerife contará con Juan Luis Guerra), pero no pierde ocasión de charlar y entrevistarse con personas relacionadas con asuntos del Chicharro, aunque muchas veces sin suerte, o porque ha tenido la mala fortuna de tropezar con un godo que apenas conocía algo del Archipiélago canario. Y de estos ha habido muchos.

El Ayuntamiento capitalino ha tenido que salvar obstáculos de todo tipo, relacionados con el progreso de la ciudad. Ahí está la rehabilitación de la playa de Las Teresitas, que no termina de cristalizar por obstáculos externos, el balcón-mirador sobre la playa, el estudio en profundidad de los accesos al barrio pesquero de San Andrés y a la playa (son dos vías distintas), con el desvío correspondiente hacia la carretera de Taganana.

Pero no todo van a ser nubarrones sobre la capital. Los redactores del Plan del Litoral de Valleseco han conseguido la modificación que permitirá desbloquear el proyecto Sol y Sombra, de la arquitecta Elsa Guerra, que recuperará un kilómetro de zonas de baño para los ciudadanos de aquí y foráneos. Es de esperar que la bella obra tenga previsto el aparcamiento de vehículos. Aunque la cercanía del popular barrio hace innecesario el desplazamiento en coches y sí la utilización del transporte público. El acuerdo alcanzado entre el ayuntamiento y la Autoridad Portuaria permite al alcalde declarar que las obras se iniciarán a finales de año, y que las distintas administraciones tendrían que reflexionar sobre los tiempos que se tarda en la tramitación de los diferentes planes. Verdad como una catedral.

La afluencia de gente sigue incrementándose y el ayuntamiento se ha encontrado con una nueva complicación, esta de carácter humanitario. Se trata de la presencia en las calles de Santa Cruz de unas 100 personas ''sin techo'' que deambulan sin que el Consistorio pueda remediar la situación. Nadie dispone de ningún documento. El único centro de acogida es el albergue municipal, que atiende a los que han cumplido los plazos burocráticos en Hoya Fría. Los de Gran Canaria y Fuerteventura cerraron. El alcalde visitó a la delegada del Gobierno en Canarias, pero la señora Máñez, parece, no quiere en estos difíciles tiempos importunar a sus jefes de Madrid. Incuestionable: todos terminan en Santa Cruz.