Lo de vivir en una isla no es una experiencia nueva para ella. Nació en Trinidad, aunque cuando todavía era una niña se trasladó con su

familia a Londres y hace dos décadas, aproximadamente, se mudó a La Gomera. Anne Peters, ex miembro de Boney M, estudió música y danza en la capital británica antes de alistarse en proyectos liderados por Billy Ocean, Camilo Sexto o Ana Belén. "Yo soy londinense y canaria al 50%", señala la intérprete caribeña, que ha impulsado el proyecto Canary Agua Factory.

-¿En qué consiste el Canary Agua Factory?

-Es una propuesta cultural en la que hay música, pintura, escultura, danza... Cualquier elemento dotado de una plasticidad y que resalte la calidad de los artistas que trabajan en Canarias. Es una forma de promocionar nuestro talento dentro y fuera del Archipiélago.

-¿Música contra la crisis?

-Sí... Malos tiempos. No sé qué me traerá 2009, pero con ilusión todo es más fácil. Suelo tener dos o tres proyectos vivos para que en el momento en el que muera uno me pueda agarrar con fuerza a los otros. Es una manera de estar ocupada y sentirme útil. Mi principal objetivo para este año es potenciar el Canary Agua Factory.

-¿El jazz y el góspel son otras alternativas?

-Pasé la Nochevieja en Polonia con mi hermana participando en un espectáculo de Boney M. Ella me había ayudado en los conciertos de góspel y ahora no le podía decir que no. ¿El góspel? Es un género que está creciendo y que cuenta con buenos intérpretes en Canarias. Aún hay muchas cosas por pulir, pero hace unos años era impensable organizar este tipo de eventos en las Islas.

-¿Es un género rico en emociones?

-Me gusta acariciar el corazón del público con la letra de una canción. La música es un sentimiento que busca emociones. En este sentido, 2008 fue un año fantástico para mí. Me siento una privilegiada por tener una profesión tan bonita. Algo que desean muchos, pero que no todos pueden conseguir porque éste es un mundo difícil.

-¿Dónde reside su secreto?

-No lo sé, pero tampoco quiero buscarlo. Si algún día lo descubro ni lo toco por miedo a que se pueda ir. Supongo que las ganas de buscar nuevos alicientes musicales me ayudan a mejorar un don que me ha regalado Dios. Gracias a él soy un poquito más feliz.

-Anne Peters es un producto que se "alimenta" del directo. ¿No la seduce la idea de grabar?

-Un disco tiene muchos adornos, la calidad de un músico se demuestra en directo. En Canarias hay excelentes artistas que no graban, pero que tienen un sonido en vivo increíble. También está el otro extremo, es decir, los que mejoran en un trabajo discográfico que no tiene nada que ver con su directo. Para mí es más importante el contacto con la gente que una docena de canciones en un CD. Eso no significa que cierre cualquier posibilidad para crear un álbum. No me gusta ver sufrir, pero si con mi voz soy capaz de sacar una lágrima a una persona me siento la persona más feliz de la tierra porque significa que puedo hacer emocionar.

-¿Canarias tiene muchas plazas para los conciertos en vivo?

-Cuando no están hay que buscarlos pero, por fortuna, tengo un equipo que me respalda y siempre está buscando lugares en los que poder cantar. Los chicos de Canary Agua Factory -Juanma, Ricardo, Paco y Pepe- están deseando salir fuera para enseñar lo que hicimos en Expo Zaragoza. Juanma, el más atrevido, quiere ir a Japón, Nueva York, Londres... Hay buenos contactos, pero ya veremos a lo largo del año 2009, dónde tenemos que poner nuestros límites.

-¿Se plantea dar el salto a la Península con este proyecto?

-Sólo para actuaciones puntuales con el Canary Agua Factory o festivales de góspel, si se trata de una cita en solitario. Hay algo pendiente en Londres y la letra de tres composiciones del Canary Factory. A estas alturas me resulta imposible pensar en otra situación que no sea la de disfrutar desde Canarias haciendo lo que más me gusta. Voy a cantar hasta que tenga fuerzas e ilusión... Es lo mejor que hago. La incertidumbre de lo que puede ocurrir este año por los efectos de la crisis es enorme, pero hay que ser optimista y creer que los retos se pueden hacer realidad.

-¿Usted lo arregla todo con una sonrisa?

-Casi todo (se ríe)... Es verdad que hay días en los que parece que no me quedan fuerzas para salir a un escenario, pero llega la hora de actuar y todo cambia. Un dolor o un mal día me lo curo con un concierto. Salgo llena de vida de él. Es una manera de alimentar la ilusión de seguir cantando.