La de hoy no será su primera visita a Tenerife -cuando era más joven hizo la mili en Hoya Fría-, aunque nunca vino al frente de Obús, la formación estrella del Festival LagunaRock3. Fortu Sánchez asegura ser un "superviviente del rock and roll". Razón no le falta. El grupo de heavy metal madrileño se fundó en 1981, pero antes llegaron otros proyectos musicales. "Cuando estás en un concierto nunca piensas en la retirada, únicamente te planteas cómo seguir adelante". La Facultad de Magisterio-Colegio Aneja (en el Cuadrilátero lagunero) acoge, a partir de las siete y media de esta tarde, una cita musical organizada por el área de Juventud del consistorio de Aguere y la Sociedad Musical Esclavitud, en la que participarán los grancanarios de Lord Bairon y The Zeronaut, los catalanes de Steelgat, los anfitriones de Esclavitud y Obús. Más de siete horas de concierto que tienen de "postre" a uno de los referentes del rock duro nacional.

-¿Para una banda como Obús ha sido complicado mantenerse con vida durante tantos años?

-Sí que lo ha sido. Este país funciona a golpe de etiquetas; modas y apoyos mediáticos que te transforman en un héroe o directamente te matan. Componer rock and roll, heavy metal o rock duro, como lo quieran llamar, no está bien visto en España. Es un género marginado.

-¿Tiene una explicación para que en 2009 esas barreras aún no hayan caído?

-Me considero un superviviente dentro de un mundo que no acepta que la música tiene múltiples formas de llegar a un público. Soy fiel al rock and roll y le doy gracias a Dios por haberme proporcionado las fuerzas que necesitaba cuando aparecieron las malas rachas.

-¿Se ha sentido discriminado?

-Hemos pasado por ciclos bastante malos y otros en los que nos hacían algo de caso. Siempre creí en lo que estaba haciendo, pero no estoy orgulloso del trato recibido. Podría llegar a entender que éste no sea un género demasiado popular, pero jamás la discriminación que hemos padecido. Se olvidaron de nosotros al cien por cien.

-¿Están en peligro los sonidos más gruesos del rock and roll?

-A nivel mediático (todo lo que es prensa, radio y televisión) sí que somos una minoría porque no nos dejan aparecer en público. En realidad, ese interés por mantenernos ocultos no es nuevo. Dichosas etiquetas. Otra cosa son los conciertos y los festivales de nuestro perfil que se celebran en España. Ahí sí que te das cuenta de que no son cuatro los que quieren verte, sino que hay muchísima gente y, sobre todo, una gran cantidad de eventos que continúan apostando por el rock and roll. Los 90 fueron duros, pero Obús resistió de la mejor manera. Con escasos apoyos, pero aguantamos una etapa en la que asistimos a la defunción de bandas que tuvieron un gran protagonismo en la historia musical de este país. Público hay, el rock and roll sigue vivo, pero no entiendo (y llevo toda una vida metido en esto) por qué nos han expulsado de los medios de comunicación.

-¿Todo se reduce a un problema de falta de publicidad?

-Puede que exista un rollo político que se opone a la imagen que damos. ¿Igual no interesamos a la sociedad? No sé, son tantas cosas, que desconozco si de verdad hay una mano negra que nos mantiene a distancia del resto. Es difícil de entender, más ahora que la industria discográfica está al borde de la desaparición, pero aquí seguimos los que nos hemos dejado el culo en las carreteras para ir de concierto en concierto. Los grupos lo vamos a tener jodido para salir adelante y lo único que te puede salvar es la calidad que pongas en los conciertos. En ese sentido, soy de los que cree que hay que apoyar a todos los estilos musicales; no sólo el pop, el rock, el tecno, el mestizaje, la electrónica o el flamenco (que por cierto, me encanta). Obús tiene que demostrar todos los días que quiere seguir en el mundo de la música, pero es el público el que decide si te quedas o haces las maletas. Siempre he odiado a los que lanzan una crítica contra una banda a la que no han oído. Las televisiones, por ejemplo, en su día fueron un elemento de promoción de la cultura. Hoy no es así. Ahora, te sientas frente a un televisor y lo que ves da asco.

-¿Los años no pasan en balde?

-Sí, pero una de las cosas más bonitas que te pueden pasar durante una actuación es que se acerque un joven y te diga que su padre también creció con Obús. Ser un referente para varias generaciones es un placer que hay que saber llevar y, sobre todo, disfrutar. Soy un cincuentón que pierde 20 años cada vez que me subo a un escenario. Psicológicamente los 50 son 50, pero hay algo mágico que te hace olvidar la edad que tienes.

-¿Qué le enseñó Tino Casal?

-Fue un maestro. Llevaba diez años en la música cuando coincidí con él, pero Tino me enseñó a estar sobre los escenarios, en un estudio de grabación o en una producción. Fue una gran ayuda cuando decidimos cambiar nuestra estética. Él viajaba constantemente a Inglaterra y tenía buen gusto para el traperío. La imagen Obús ("New Ware Of British Heavy Metal") la impusimos nosotros, pero nos dejábamos asesorar porque era un innovador.

-¿Estéticamente, Obús ofrecía algo distinto al resto de bandas?

-Sí (sonríe)... Recuerdo que en los ochenta los de Mecano decían que éramos unos macarras. Pero lo peor, sin duda, fue oír críticas de músicos que estaban en la misma sintonía que nosotros. Muy equivocados no estábamos si unos años más tarde Mecano y otras formaciones lucían pantalones rotos, chupas de cuero y los complementos que antes no les gustaban. La moda del Beckham (la de los vaqueros agujereados) es un cuento. En el segundo disco de Obús ya enseñábamos carne. Aquí nadie ha inventado nada.

-¿Qué espera de su "estreno" musical en Tenerife?

-Amo a Canarias y, sobre todo, a Tenerife porque ésta es una isla que conocí durante mi etapa en la mili en Hoya Fría y fue un ciclo de mi vida muy interesante. ¿Del concierto? Lo mejor que se puede decir en estos casos es enviar un agradecimiento al Ayuntamiento de La Laguna por apostar por un género musical que es igual de respetable que otros. La gente del rock and roll es la más fiel y sencilla que te puedes echar a la cara. Tenemos mala imagen, pero somos gente sana.