Critica las producciones de baja calidad que hacen descender el nivel del cine español, al tiempo que califica como "ilusionante y triste a la vez" que reputados directores como Bayona o Fresnadillo tengan que salir de España para ser reconocidos. Quim Gutiérrez (Barcelona, 1981) se encuentra desde hace dos semanas en Tenerife, donde rueda a las órdenes de David Serrano "Una hora más en Canarias", que será estrenada en la Isla la próxima primavera.

A pesar de su juventud, Gutiérrez tiene en su haber un Goya que ganó en 2007 como Mejor Actor Revelación por "Azuloscurocasinegro" y una larga trayectoria interpretativa, pues ejerce como actor desde muy temprana edad.

-Es actor desde niño. ¿Alguna vez se ha planteado cambiar de profesión?

-Pues sí, varias veces. Este oficio me lo planteo cíclicamente, tengo periodos de replanteamiento vital para pensar si esto me satisface y compensa, porque hay momentos de felicidad y otros de inestabilidad, pero hay que saber convivir con ello. Además, la inestabilidad es precisamente una característica de esta profesión. Sin embargo, cuando hay momentos buenos la felicidad es inigualable.

-¿El aumento de series de ficción nacional contribuye de alguna manera a la estabilidad de la profesión?

-En parte sí, hay muchas series. Pero el cambio de plataforma de analógico a digital ha hecho que se disperse mucho la audiencia y que bajen las cuotas de pantalla. Ello provoca que algunas duren sólo dos semanas y se dejan de emitir. Así que la estabilidad que teóricamente ofrecía la televisión ya no se da, siempre considerando el aspecto artístico aparte, porque hay muchas series interesantes, pero muchas otras que no me satisfacen.

-¿Existe la renovación generacional en el panorama interpretativo español?

-Creo que las nuevas generaciones ya están trabajando, pero el problema es que no hay trabajo para todos. Estoy haciendo un retrato un poco deprimente de la situación, pero además de la tan mencionada recesión, no se produce tanto como antes, el público asiste cada vez menos a las salas y en la televisión hay muchos productos que no duran, a pesar de estar hechos con mucho talento.

-¿A qué cree que se debe que el cine español no termine de triunfar en este país?

-Mi teoría es que, en realidad, la transición cultural se está produciendo desde hace treinta años y aún continúa, por lo que no es tan fácil habituar a un público, acostumbrado a la censura y mujeres en pelotas, que hay un horizonte cultural más allá. Me da lástima por lo propio, pero sólo por aquellos trabajos que lo merecen porque hay otros productos que no sé cómo hay gente interesada en producirlos.

-¿Cómo selecciona sus proyectos?

-Soy bastante quisquilloso, intento que los proyectos que haga me agarren por algún sitio, y eso es difícil. Hay variables como el director o el elenco. Hay personajes que sobre el papel no están claros y hay que construirlos, como mi personaje en la película, que está muy trabajado con David (Serrano).

-¿Qué le hizo aceptar el papel de Pablo en "Una hora más en Canarias"?

-A pesar de que soy el único actor que no canta ni baila, me declaro seguidor de las películas de David (Serrano) hasta el punto de saberme diálogos de algunas de sus películas. Para mí era una oportunidad y un reto trabajar en una de sus comedias. Hay actores referentes como Alberto San Juan, Ernesto Alterio y verme en el mismo sitio donde ellos han estado me apetece mucho.

-¿Cuál fue para usted el "efecto" Goya?

-Un poco te sitúa en el panorama, pero más allá de esto, creo que tiene una repercusión limitada. Es más la presión mental que cada uno puede asumir.

-¿Qué comentan los profesionales de la industria al ver las cifras que revelan la escasa audiencia del cine español?

-Para mí hay tres focos. El primero es el de la propia producción, es decir, quien pone el dinero; otro punto es el de la audiencia, porque hay proyectos que no interesan. Y, el último, es el producto en sí. Yo soy espectador de cine español y muchas veces salgo decepcionado de la sala; y eso es un problema porque hay cosas que no satisfacen a la audiencia ni a los que hacen el propio producto. Soy muy crítico, pero creo que es lo que hay que hacer. Por otro lado, es ilusionante y triste a la vez que haya gente muy talentosa que se tiene que marchar fuera como Mateo Gil, Juan Antonio Bayona, Isabel Coixet o Juan Carlos Fresnadillo porque aquí no encuentran hueco. Es más, estos directores hacen películas muy premiadas fuera y aquí no se les hace ni caso.

-¿Cómo prepara sus papeles?

-Para esta película, por ejemplo, además de los ensayos conjuntos con el resto del reparto, me gusta ponerme muchas horas en casa a practicar y formarme. En esta película, sobre todo me ha costado dominar el ritmo de comedia.

-¿Cree que con su trabajo aporta su grano de arena para contribuir a mejorar el panorama cinematográfico actual?

-Creo que sí, es una actitud individual porque es muy difícil cambiar algo si no eres productor a alto nivel. Pero como actor creo que la lucha individual de cada día con tu trabajo y la seriedad que pones en él es la forma de mejorar.

-¿La crisis del cine español es doble con la recesión económica?

-Sí, es una crisis al cuadrado. Hay una sensación entre los profesionales del cine, agudizada en los últimos tiempos, de no saber qué va a pasar. Hay pocos proyectos en marcha y hoy en día es una suerte estar en una producción que ya se esté rodando porque tengo muchos guiones en casa que aún no se sabe cuándo se filmarán.