"Los poetas se ayudan de la canción para mejorar el género". Con esta indicación comenzó Luis García Montero el recital que ofreció anoche en el Tenerife Espacio de las Artes (TEA) de Santa Cruz acompañado de una de las figuras más representativas del rock español, Miguel Ríos.

Con más de doscientas personas como testigos, el literato y el cantautor hicieron un recorrido por la vida del escritor Ángel González, una trayectoria marcada por la relación de la poesía y la música, que fue trasladada a los inicios de Ríos en la canción española.

En este sentido, el cantante destacó la importancia de esta relación al recordar aquellas primeras canciones del rock que, marcadas por la tendencia estadounidense, estaban caracterizadas por una "inconsistencia textual notable". "Comencé a cantar imitando esos sonidos en una especie de inglés del monte -bromeó Ríos-, hasta conseguir con el rock una cultura que por primera vez tenía una identidad propia".

Dos amigos, uno al lado de otro, elogiándose mutuamente fue el preámbulo a una sesión poética que comenzó Montero, colaborador de Miguel Ríos en su disco "60mp3", al recitar un poema en el que homenajeaba "a la poesía renacentista y al rock", a la vez que hacía una llamada de atención a los autores para que "no escriban como los poetas del siglo XVI, sino para que estén a la altura de ellos".

Guiños entre amigos y evocaciones al pasado fueron la dinámica de una sesión en la que los relatos sobre Ángel González (a quien García ha dedicado su última obra, "Mañana no será lo que Dios quiera") expresados a través de sus versos, centraron hasta el final el encuentro, en el que no faltaron las referencias a "nuestras juergas" de "jóvenes".

El canto a capella del poema "Oración", escrito por García Montero poco antes de iniciarse la Guerra del Golfo e incluido en el disco en el que los protagonistas de la velada colaboraron juntos, fue el colofón de un encuentro marcado por la intimidad, la sencillez y los recuerdos.

Esta experiencia se repetirá hoy, a las 21:00 horas, en el mismo escenario de la mano del poeta y cantante Joaquín Sabina y el escritor Benjamín Prado.