Sin papeles, con voz pausada e hilvanando reflexiones, el escritor portugués Antonio Lobo Antunes, galardonado con el Premio FIL por toda su obra, disertó hoy en la Casa de América sobre su vida; la muerte, su inicios en la literatura, su decepción al conocer a sus autores mitificados, su necesidad de escribir, o incluso sobre la "vergüenza" que sintió cuando estaba enfermo en el hospital y supo que los ''otros'' eran "príncipes" que iban a morir, "mientras yo iba a vivir", confesó.

"Vivo entre dos miedos: el miedo por escribir y el miedo por no escribir", reconoció hoy Lobo Antunes ante los incesantes rumores de su retirada de la literatura. "Me impongo una data (fecha) para comenzar" pero "solamente puedes empezar un libro cuando estas seguro que lo vas a hacer y nos va a dejar vencerte por el papel en blanco", añadió.

Y la rueda de prensa se convirtió en una sucesión de reflexiones: "No me voy a dejar derrumbar por las palabras o por la técnica" y " me pregunto, como Ovidio, si mi obra resistirá al tiempo o al fuego". Y en ese momento, recordó su última "pesadilla": se veía muerto y alrededor unos hombres discutiendo sobre su libro con argumentos muy inteligentes, mientras Lobo Antunes sólo quería intervenir y decirles "¡no es eso!, ¡no es eso!, yo no quería decir eso".

LOS BUENOS LIBROS SE DEVORAN COMO TIGRES

En esta misma línea, y al hilo de sus reflexiones sobre su necesidad de escribir y su primer libro publicado casi por casualidad, subrayó que un autor tiene que escribir "para ser el mejor". "Esta es la única revolución posible" y "la experiencia-- dijo-- es como los flotadores en un hidroavión, cuando estás en el aire no sirven absolutamente de nada" y añadió: "Los buenos libros se devoran entre ellos como los tigres".

"Si uno quiere ser buen escritor, tiene que ser capaz de decir ya no te quiero (a un libro)", ponerle fin cuando la mano "se queda feliz porque escribir es un problema de felicidad de la mano" explicó este autor, quien confesó que cuando empezó se sentía como un "Julio Iglesias de la literatura".

"Escribir es muy, muy difícil, y me sorprende que se publique tanto", reconoció Lobo Antunes, quien ha obtenido numerosos galardones durante su carrera, pero le falta el más grande, el Nobel de Literatura. "Me han dado ya todo. No puedo pedir más", respondió Lobo Antunes cuando le preguntaron por el preciado galardón.

"Los premios no mejoran o empeoran el trabajo de un autor" pero "ha sido muy agradable recibir este Premio (FIL)", reconoció el escritor portugués, quien subrayó el "calor humano" que recibió en México muy diferente al trato que ha sentido cuando ha obtenido otros galardones. LA VENGANZA DE MOCTEZUMA

Y con esa humildad, recordó los difíciles momentos pasados cuando descubrió que tenía cáncer. "Empecé a sentir los primeros síntomas en México y pensé que era la venganza de Moctezuma", señaló el autor, quien no se plantea plasmar en el papel su experiencia por una cuestión de "pudor" y de "respeto" a los enfermos y a los muertos y porque sería "muy fácil caer en la autoconmisareración". No obstante, reconoció que hace un mes comenzó a escribir algunos textos que todavía no sabe si podrán convertirse en un libro.

"La literatura, la música, el cine o los cuadros son la única manera de vencer al tiempo y a la muerte", concluyó el autor que mañana protagonizará un encuentro con sus lectores en la Casa de América