En memoria de mi esposo, Tomás Morales Roca y Salazar
Jueves Santo, Jueves Santo,
Día del amor fraterno.
Tengo un dolor en el alma
pues tengo muchos recuer
[dos;
cuando empezó tu calvario
con amargo sufrimiento.
¡Cuántos años, cuántos años!
En una silla de ruedas
sufrías con resignación
sin echar ninguna queja.
Así pasaron los años
que fueron cuarenta y tantos.
Y ahora me pregunto yo
cómo podías soportarlo.
Tú que eras tan alegre
y de pronto te encontraste
en un puro cautiverio,
con una mirada triste
y siempre mirando al cielo
ofreciéndoselo a Dios
era tu único consuelo.
Y me decías que Dios
te había dado una cruz
y también un cirineo.
El cirineo era yo
que siempre estuve a tu lado
en lo malo y en lo bueno
hasta que llegó aquel día
que es para mí un mal
[recuerdo
que me besaste las manos
y me dijiste: ¡Ya me voy
y allá arriba te espero!
Pues espero que sea pronto
hace tiempo, lo deseo.
Siempre fiel a tu memoria
Tu esposa que no te olvida
Juanita