Eros Ramazzotti, ese "ragazzo di periferia" que ya forma parte de la banda sonora italiana de los últimos veinte años, ofrece en "Alas y raíces", su nuevo disco, "una reflexión sobre este mundo violento y rápido, en el que la gente habla muy poco".

Nacido en Roma hace 45 años, Ramazzotti ha definido "Alas y raíces" como "un viaje por la realidad" en la que vive, una travesía que ha realizado a pesar de las irónicas chanzas de "quienes me han acusado de querer hacerme el filósofo". "Mi objetivo es contar cosas capaces de despertar las conciencias", ha sentenciado.

El cantante ha analizado el significado que encierra el título de su último álbum y cree que "con unas grandes raíces, se puede hacer un gran trabajo, porque las raíces son el gran pasado de cada uno, aquello que te enseñaron tus padres, lo te permite enfrentarte a la vida".

Desechada la necesidad de sufrir para componer canciones -"cuando estoy mal me quedo en la cama, porque no consigo hacer nada"-, Ramazzotti ha reconocido su búsqueda obsesiva de "apuntes y notas" en todos los aspectos que rodean su vida. "Es mi oficio, y después de tantos años me sigue gustando", ha apostillado.

Las once canciones que contiene "Alas y raíces" giran en torno a esa personal mezcla de emociones y sentimientos del intérprete romano. Y como ejemplo "El camino", una canción sobre "los problemas de la vida, a los que hay que plantar cara", en la que ha incluido una frase de Pablo Neruda que dice: "cada tormenta quizá haga morir una flor, pero el agua con el viento crea la primavera mejor".

Los efectos perniciosos de los avances tecnológicos encuentran censura en el tema "Dímelo a mí" - "La llegada de los móviles, internet, etc., ha separado humanamente a las personas"-, donde el artista se dirige "a los jóvenes que tienen esta dificultad para comunicarse y se quedan dentro cosas que acarrean desenlaces horribles".

Pero es en "No podemos cerrar los ojos" donde el compromiso social de Ramazzotti se hace más patente: "Hablo del maltrato infantil y de la violencia contra las mujeres, quizás lo más grave que existe, así como de los abusos que estamos cometiendo sobre el planeta, que, por cierto, no tiene sustituto".

Sin querer eludir ninguna cuestión, el intérprete ha definido como "complicada" la actual situación política en Italia, aunque ha aclarado que sólo aboga "por la justicia, no por ningún partido". Pero avisa: "Cuando la conciencia del pueblo se haga oír, puede ser peligroso, porque si la gente lo pasa mal y lo ha perdido todo, es más difícil controlarla".

"Alas y raíces" incluye un cuidado libreto en el que, además de las habituales letras de las canciones, se incluye una selección de retratos de Eros Ramazzotti realizados por el fotógrafo Bruce Weber. "La idea de este pack es limpia y respetuosa con el medio ambiente, porque no tiene plástico", ha aclarado el cantante italiano.

La inclusión del mencionado libreto tiene como objetivo "llamar la atención de la gente y que no se lo descargue por internet", según ha expuesto el intérprete. "La música tiene un gran trabajo detrás, y no es justo que pueda conseguirse gratuitamente; tiene que ser más barata, de acuerdo, pero hay que pagarla", ha defendido.

Tras 26 años de carrera, once discos de estudio y más de 50 millones de copias vendidas, Ramazzotti ha bromeado respecto a sus sueños de futuro: "¡Dormir un poco!". Pero parece difícil que cumpla su deseo, pues ya se halla inmerso en la preparación de una gira que arrancará en octubre y pasará por Madrid el 13 de febrero del próximo año.