Lo primero que se va a encontrar el público que se acerque al Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife a presenciar "La era de Rodin" es "La máscara del hombre de la nariz rota". Una bienvenida sobrecogedora que no puede dejar indiferente a los que quieran sumergirse en el universo de Auguste Rodin (1840-1917). Las cincuenta y cuatro piezas que se exhiben hasta el próximo 30 de abril en esta capital proceden de la Colección Museo Soumaya-Fundación Carlos Slim de México y en ellas se concentra lo más representativo del escultor francés que no es propiedad del Musée Rodin de París.

Alfonso Miranda, director del Soumaya, se encargó de presentar a la sociedad tinerfeña la mayor colección no francesa de Rodin. "Ésta es una magnífica y única oportunidad para descubrir al gran maestro", dijo el mejicano en presencia de Álvaro Marcos Arvelo, responsable de la Obra Social y Cultural de CajaCanarias.

"La era de Rodin" se despide de Europa en Tenerife para regresar a México y ser uno de los referentes de la última ampliación del Museo Soumaya. Los dos mil metros cuadrados de una de las seis plantas del nuevo edificio museístico azteca se destinarán a las obras de Auguste Rodin. "Una pieza de yeso que está en Tenerife no tiene permiso para volver a Europa en los próximos diez años", ironizó Miranda. "La escayola es un material bastante delicado y no es bueno que sufra las alteraciones de las exposiciones itinerantes. Ésta se quedará un tiempo en casa (ríe), por lo que es un atractivo más para una exposición que yo destacaría por su enorme belleza", elogió.

El influjo rodiniano

Son legión los expertos que opinan que ningún escultor a partir de Miguel Ángel Buonarroti ha dejado una huella tan indeleble en la historia del arte como Auguste Rodin. A partir de esta idea crece "La era de Rodin", un escenario mágico en el que también se pueden ver tallas que llevan incrustadas firmas tan prestigiosas como las de Claudel, Carpeaux, Carrier-Belleuse, Dubois y Bourdelle.

El mismo catálogo expositivo que se puede ver en suelo santacrucero ha ido rotando por localidades mexicanas y estadounidenses y 25 países del mundo, incluida la parada que realizó en los actos programados para la apertura del Museo de Arte Moderno de Cartagena (MURAM). Canarias, pues, se convierte en la segunda y última parada española de "La era de Rodin".

Más de siete mil kilos de arte se exhiben en distintos espacios en los que los espectadores podrán ver la primera maqueta de "Los burgueses de Calais", los bocetos originales para la elaboración de "La puerta del infierno", "El beso" o su célebre escultura "El pensador".

La exposición es una placentera "excursión" sensorial que entrega al visitante la posibilidad de buscar sentimientos humanos dentro del bronce o el frío mármol. A juicio de Miranda, estas piezas "tienen el poder de hermanar a los países a través del arte, del arte universal", dijo el director del Museo Soumaya-Fundación Carlos Slim, propietario de más de 300 referentes artísticos que nacieron en el taller de Rodin.

El muestrario del que está considerado como el padre de la escultura moderna y autor de algunos iconos de la cultura universal se puede visitar de lunes a viernes (11:00 a 13:00 y de 17:00 a 21:00 horas) y los sábados (11:00 a 14:00 y 17:00 a 20:00 horas), existiendo la opción de que se realicen visitas guiadas para grupos de escolares y, por primera vez en el Espacio Cultural CajaCanarias, también para personas invidentes. "Esto es una experiencia sensorial. Una exposición que no vuelve su mirada atrás, sino que se fija en el hombre del siglo XXI, un ser vulnerable, capaz de amar, contradictorio... que está presente en la producción de Rodin", añadió el mejicano.

Nueve capítulos ("La edad de bronce", "El salón de París", "En la puerta del infierno", "Mitos y alegorías", "Fragmentación", "Los burgueses de Calais", "El espíritu de Rodin" y "Movimiento") conforman un paseo estético capaz de intimidar al visitante ante la magnitud de una impresionante talla de "Andrieu d''Andres" (con un peso superior a los mil kilos) o dejarlo sin palabras frente a la hermosura de su ideal anatómico o el "El gran vals" de Camille Claudel, modelo, musa y amante de Rodin.