Aún resuenan los ecos de las ovaciones cosechadas en Madrid por el tenor isleño Jorge de León, protagonista de uno de esos debuts arriesgados que engrosan la antología de la ópera. El teatro Real fue testigo de esta presentación, realizada en circunstancias harto difíciles por cuanto De León era en principio el "cover" de Marcelo Álvarez en el papel protagonista de la ópera de Umberto Giordano "Andrea Chenier". La indisposición del tenor argentino obligó a que el cantante tinerfeño se dispusiera a salir al escenario a falta de tan sólo quince minutos para el inicio de la función. Anteanoche, la situación se repitió con un "más difícil todavía". En esta ocasión, Álvarez hubo de abandonar la función tras los dos primeros actos y De León tomó de nuevo el testigo acallando primero los abucheos y llevándose los aplausos al final.

Dos conocidos del público canario, el director musical Víctor Pablo Pérez y el responsable escénico Giancarlo del Monaco, fueron testigos y actores de las vertiginosas decisiones que se tomaban entre bastidores en la noche del inesperado debut. La apuesta salió bien y la noche del 17 de febrero quedará grabada con letras de oro en la carrera de Jorge de León, al que no dejan de llegarle ofertas. El público del Real -que quizá pueda volver a escucharle este fin de semana si Álvarez no mejora- salió convencido de que había asistido al nacimiento de una estrella.

Cuando le dijeron que se prepara para salir al escenario, ¿pensó en que estaba ante su gran oportunidad o en el alud que se le venía encima?

Como "cover" debía estar en el teatro, donde únicamente tenía reservada la función del pasado domingo. Marcelo Álvarez se encontraba mal, por lo que rápidamente directores y productores montaron un "gabinete de crisis" del cual salió la decisión de que yo comenzará a vocalizar porque iba a salir a escena. Sinceramente, sólo pensé en salvar la función y no en la ocasión de lucimiento que se me ofrecía; ni siquiera caí en la cuenta de que era mi debut (en el Real) ni de que iba a cantar con Fiorenza Cedolins. Había un público expectante y el teatro estaba abarrotado, luego había que defender la obra. Pero no salí como el portero que va a parar el penalty definitivo. Había más nervios a mi alrededor que en mi fuero interno, ya que vocalmente me encontraba bien. Al finalizar la representación, la Cedolins me brindó el teatro y Víctor Pablo me dio un abrazo. Actuar bajo su dirección también era uno de mis sueños, como ya dije hace años en una entrevista a EL DÍA.

André Chenier tampoco era un extraño para usted, ya que había interpretado al personaje con anterioridad.

La canté, con gran éxito, en el teatro Cervantes de Málaga, hace tres años, junto a Carlos Álvarez. A raíz de aquella actuación conseguí varias galas y la "Aída" de Niza, que fue otro exitazo.

Giancarlo del Monaco tiene fama de director duro y exigente. ¿Cómo superó la prueba?

Del Monaco es uno de los más grandes en el mundo de la ópera. Creyó en mí y quiso que fuera el "cover" en estas funciones madrileñas. No hay que olvidar que es el hijo del gran Mario del Monaco, que conoció personalmente al compositor (Umberto Giordano), que cantó uno de los mejores "Andrea Chenier" de la historia y que tenía la partitura original de la obra con anotaciones del propio autor. Giancarlo me hizo uno de los mayores elogios al comentarme que tengo una voz "de la vieja escuela". Realmente es una persona dotada de tal energía y pasión que si, por él fuera, lo haría todo en la ópera: canto, baile, fraseo, respiraciones, movimiento... Es toda una referencia para quienes trabajan con él.

Radamés en "Aída", Don José en "Carmen", Chenier en el drama ambientado en el Terror de la Revolución Francesa: ¿Le atraen los personajes históricos?

Sí. Son papeles extremos, hechos para un tenor "grande", que se cantan con una presión vocal importante, rivalizando con el volumen de la orquesta y que, por lo tanto, pueden dañar la voz, muy expuesta a lo largo de la representación.

¿Qué opina acerca del futuro proyecto de unificar los festivales de ópera canarios?

Habrá que ver quién toma las riendas y cómo se planifica. Sin duda los festivales de ópera son un bien digno de conservarse. Todo lo que se haga en pro de la música y de la cultura me parece bien.

No dejan de llegarle invitaciones. ¿Cuáles están cerradas?

Para los meses de marzo y abril tengo firmada en Valencia un programa doble con "Cavalleria Rusticana", de Mascagni, y "La vida breve", de Falla, dirigidas por Lorin Maazel. A continuación interpretaré "Los diamantes de la corona" en el teatro de la Zarzuela y volveré a Málaga en junio para hacer "Carmen", con Nancy Fabiola Herrera. ¡Dos canarios en escena! Luego daré conciertos en varias ciudades, como Barcelona y Oviedo, y, ya en 2011, me espera una "Turandot" en Bolonia. Hay otras muchas propuestas: Palermo, Cagliari... La Scala estaba interesada en oírme. Barenboim también quería escucharme en "Carmen", pero por problemas de agenda aún no hemos coincidido.

¿Y en Canarias?

Hay propuestas, pero no puedo hablar de ellas en tanto no se concreten. Sí es cierto que me encuentro en un momento especial de mi carrera. En general, Canarias está viviendo un momento irrepetible en cuanto a voces. Nuestros cantantes están "pegando fuerte" en el panorama lírico actual y fuera se habla incluso de "Tenorife" por ser tierra de tenores.