El escritor José Rivero Vivas (Santa Cruz de Tenerife, 1934) mantuvo ayer un encuentro con jóvenes de su pueblo, San Andrés, y de toda la comarca de Anaga, en el salón de actos del instituto del barrio marinero.

Durante la intensa hora de coloquio se vivieron momentos de gran emoción por los derroteros hacia los que fue derivando el diálogo abierto entre dos generaciones; por un lado, la del autor que emigró hace cincuenta y seis años, cuando tenía veinte, en busca de mejores horizontes económicos, pero, sobre todo, culturales; por el otro, la que representó un grupo de ochenta alumnos, de los trescientos que tiene el centro, para los cuales Rivero Vivas era un absoluto desconocido antes de la charla.

Junto a su editor de los últimos dos años, Anghel Morales, y al director del centro, José María Hernández, Rivero desgranó algunos aspectos de su larga vida, que le ha llevado por media Europa, y de su obra, compuesta por noventa libros, aunque sólo treinta de ellos han sido publicados.

El escritor, ensayista y poeta -al que Morales situó entre "los mejores de la historia de Canarias"- recordó sus largos paseos de la infancia por los caminos entre huertas donde está ubicado el instituto. También mencionó los paisajes de la zona, que ha reflejado en su obra, desde la playa de Las Teresitas al barranco de El Cercado, pasando por El Suculum o el viejo cementerio.

Rivero reside en Londres junto a su esposa, Carmen, presente ayer en el acto, aunque vuelve cada vez con mayor frecuencia a la Isla y, en concreto, a su querido San Andrés.

El escritor casi no reconoce su pueblo-barrio cuando regresa: "Es muy distinto al que conocí. No puedo evitar un sentimiento de nostalgia por aquellas huertas de mi niñez. Tal vez sea el progreso, pero creo que no ha tratado muy bien a San Andrés".

"Ahora hay muchas más opciones de aprender y estudiar -explicó Rivero a los jóvenes- . Sólo algunos maestros vocacionales nos permitieron conseguirlo a nosotros. Les pido que aprovechen la oportunidad y mantengan la idea que ha primado en la gente de este pueblo, siempre marginado y abandonado por el municipio de Santa Cruz, de que sus hijos aprendan".

Discreto sobre la evolución del núcleo, precisó al respecto: "A mí me gustaría que fuera un pueblo más abierto".

Rivero Vivas solicitó que el antiguo colegio Estévez, situado en el centro del barrio, se convierta en biblioteca y allí se habilite algún recuerdo para esos viejos maestros que tanto hicieron por la gente. Entre ellos estaba su propio bisabuelo, Alfredo Vivas Cabrera.

El escritor ahondó en el ansia de San Andrés de mantener su idiosincrasia: "Hubo un ayuntamiento independiente, que se restauraba cada vez que llegaban los gobiernos liberales del siglo XIX. Hasta que la capital lo terminó absorbiendo, más por la fuerza económica que por otra cosa. Pero se ha mantenido siempre la identidad".

Rivero resumió otros aspectos de su vida: "Me harté de leer todo lo que pude. Empecé por lo que había, las novelas de tiros o de amor. Luego pasé a autores como Salgari o Verne. Con veinte años tenía una gran inquietud cultural y aproveché el servicio militar para quedarme en Madrid".

Un oficio vocacional

El emigrante isleño no pretendía entonces dedicarse a la literatura: "Yo quería ser cantante, profesional de la música, inquietud que ha retomado mi hijo. Incluso entré en el Conservatorio, pero no pude seguir por motivos económicos. Un señor de La Gomera me animó a escribir lo que le contaba, pienso que porque yo era bastante pesado y así empecé. Este es un oficio que vas aprendiendo con el tiempo, puliendo o limando el estilo, aunque aquí cabría citar a Azorín: "Cuidado con la lima porque te puedes pasar".

Sobre su obra, Rivero Vivas apuntó: "Mis personajes son aquellos que no tienen historia, el que lleva la fregona o el martillo. Ahí está mi reivindicación y mi lucha. Pienso que eso no ha gustado nunca a las clases dominantes".

"Ustedes tienen una oportunidad que mi generación no tuvo. Aprendan, porque saber es lo más grande y la lectura un placer, como decía Don Quijote, que no estaba ni mucho menos loco. Nos atiborramos hoy en día de televisión, pero para captar o analizar el mensaje tenemos la necesidad de saber", concluyó el viejo y lúcido escritor.

el dato

Un luchador autodidacta

Rivero Vivas es el menor de nueve hermanos. Según aseguró su editor, Anghel Morales, presentador del acto, "se ha hecho a sí mismo". Autodidacta, habla cuatro idiomas, y, pese a algún reciente problema de salud, mantiene su vena luchadora. Así lo demostró al apoyar la reivindicación del director del IES San Andrés, José Manuel Hernández, de contar con ciclos formativos por la gran demanda de la zona. También valoró que los propios alumnos hayan acometido las obras en el salón de actos o en la cafetería.