Un árbol le protege del sol, mientras aguarda que abran las puertas del Centro de Arte La Recova de Santa Cruz. "¿Ya es la hora?", pregunta Pedro González diez minutos antes de inaugurar su colección más novedosa: "Después de cuarenta años con los pinceles no me asustan las críticas que hagan de una de mis exposiciones", señala el artista nacido en Los Realejos. Ochenta y cinco acrílicos de gran formato se exhiben en una muestra que ofrece la última mirada pictórica del ex alcalde de La Laguna: "La libertad de hacer un cuadro no tiene límites", comenta un creador que irradia buen humor.

¿Cuál es el hilo conductor de la obra que exhibe en La Recova?

La exposición es una visión de la Isla de Tenerife desde mi casa de La Laguna. El contacto visual con las montañas y personas que divagan por ellas. Gente que busca el mar como seña de identidad de una tierra que en el pasado luchó contra esta tara. En este sentido, traté de buscar una fusión entre el mar y el cielo como horizonte de los isleños.

¿Después de tantos años al servicio del arte le resulta complicado dar con el tema central de una exposición? ¿Le falta algo por tratar?

Temas hay de sobra. Yo empecé en el cosmoarte con el arte abstracto y he ido evolucionando hasta llegar a una pintura más intuitiva que casi siempre aparece asociada con el ser humano y las limitaciones que las Islas crean sobre su personalidad. Por mucho que pintes, siempre habrá algo nuevo por descubrir que renueva tu imaginación.

¿Pedro González está en esa fase en la que un pintor analiza toda una trayectoria?

El mundo de un pintor es una ventana abierta a la que éste se asoma a diario para contemplar una realidad. Yo he cerrado un círculo en torno a ese espacio de creación en el que me muevo con libertad, sin ataduras artísticas... Esas sogas no existieron nunca en mis cuadros, aunque la sensación de libertad que ahora tengo sí que es novedosa.

¿Cree que su discurso artístico ha cuajado en la sociedad?

El principal problema de un artista es conseguir comunicar algo con su obra. Admiro a los pintores que arriesgan con el arte, los que no sólo son artesanos.

¿Lograr esa comunicación desde una visión abstracta resulta más complicado?

Mis raíces están dentro del informalismo y la abstracción, pero soy consciente de que hay que generar un proceso de evolución constante para evitar caer en el aburrimiento. No he contado los aciertos y los errores que he cometido, pero la pintura es un elemento de libertad en mi vida que no puedo suprimir.

¿Qué es lo más gratificante que le ha regalado la pintura?

La libertad de elegir siempre lo que quise pintar. Un cuadro que nace desde una situación de represión nunca logrará emocionar al público.

¿Cómo fluye ese juego entre pintor y espectador?

La visión espontánea del espectador la marca el pintor. Él es el que sabe hasta dónde puede llegar y los límites que puede sobrepasar. La historia de la pintura es muy larga y tiene elementos de sobra con los que propiciar ese juego. Antes, la última forma de promoción era a través de las adquisiciones que realizaba el clero. Esa idea está más que superada y hoy en día la pintura es un elemento de comunicación imprescindible. No existe un idioma más potente en el mundo que el lenguaje que transmite un artista. Si un creador no domina un discurso innovador no podrá desprenderse nunca de la tradición. La pintura no puede entenderse como un elemento de tradición.

¿Qué sensaciones tiene antes de inaugurar esta colección?

Es un paso más para echar fuera de mí una serie de pinturas que han tenido un proceso creativo. Después de cuarenta años con los pinceles no me asustan las críticas que hagan de una de mis exposiciones. No me preocupa saber si un cuadro va a gustar o no, sino sacar de mi interior un cuadro con el que he mantenido una intensa relación.

¿Cuál es su análisis respecto a las propuestas artísticas emergentes?

No me interesan los pintores que no tienen un valor añadido. Sí, los que arriesgan buscando algo distinto. Independientemente de que una obra pueda ser buena o mala, al espectador hay que ofrecerle un arte que genere un debate. Eso no quiere decir que todo lo nuevo sea lo mejor, sino que el artista tenga un sólido discurso expresivo.

¿No es un lujo que un pintor vivo cuente con una sala "propia" en el Museo de Santa Cruz?

La derecha y la semiderecha -dijo en referencia al pacto de gobierno que mantienen el Partido Popular y Coalición Canaria en la capital tinerfeña- se han acordado de mis chapuzas (ríe) y me han dado una sala para mí solo. Es un honor que yo valoro como una interpretación exacta y rigurosa que tengo del concepto de democracia. Todo lo que surge desde la libertad me interesa y acepto de buen grado que se hayan acordado de mí en un momento tan importante.

Su obra se expone en el Centro de Arte La Recova

Miguel Zerolo se cuadra ante él y lo saluda con un gesto enérgico y marcial como si estuviera frente a un general que está en la reserva. Después de retirar su mano derecha de la frente busca un abrazo cariñoso con Pedro González: "¿Cómo estás?", le pregunta al artista el alcalde de Santa Cruz. "No puedo hablar de él... No sería imparcial y tampoco tengo unos conocimientos para analizar a uno de los grandes de la pintura". La complicidad entre Zerolo y González es total. Maribel Oñate, teniente de alcalde y presidenta del Organismo Autónomo de Cultura, confirma el carácter especial de un encuentro que ella califica como "oportunidad para contemplar la obra de un creador con el que he crecido. Un pintor que traspasa fronteras". La mesa presidencial la completan el periodista y escritor Juan Cruz, que también tiene palabras de amistad para el protagonista de la rueda de prensa, y Magda Lázaro, comisaria de una cita cultural que se inauguró anoche en el Centro de Arte La Recova y que comentó: "Pedro González es nuestro gran pintor vivo... Pronunciar su nombre en los círculos culturales o fuera de ellos es decir creatividad, oficio, fidelidad, objetividad, denuncia social (serie pateras), y todo ello en su mundo, el mundo que lo rodea", eje central de una exposición que se puede visitar hasta el 8 de mayo. Para Juan Cruz, Pedro González "es uno de esos milagros a partir del cual uno acaba enamorado por un modelo de entender el arte". El escritor tinerfeño, por último, advirtió de que el ex primer regidor de Aguere "ha estado reinventándose toda su vida con pasión, que es el talento que transmite su arte". En este sentido, Cruz evocó una constante relación picassiana con las artes plásticas para explicar la fusión de González con la pintura y con el mundo de la cultura en general.