El actor catalán Santi Millán (Barcelona 1968) saltó a la fama tras su paso por la serie "7 vidas", en Telecinco. Desde entonces es uno de los rostros españoles más conocidos, por la labor que desarrolla tanto en cine como en televisión. Ahora ha ampliado su registro al estrenarse como showman en el nuevo "late-night" de Cuatro, "¡Uau!". El programa, hecho a la medida del humorista, combina parodia y entrevistas en una franja horaria en la que compite directamente con Andreu Buenafuente en laSexta. Ambos habían trabajado juntos en TV3. En 2005 Ventura Pons le llamó para su primer papel dramático protagonista en la película "Amor idiota", rodaje que encadenó con la comedia "Va a ser que nadie es perfecto", de Joaquín Oristrell. Perteneció durante un tiempo a la compañía teatral La Cubana. Su última serie de éxito en una televisión nacional fue "Lex", en Antena 3, en la que interpretaba a un seductor abogado. En 2009 participó en el proyecto discográfico "X 1 Fin: Juntos por el Sáhara", en el que tomaron parte cantantes y actores que interpretaban versiones de temas conocidos. Él interpretó, junto a Estopa la canción de Joaquín Sabina "Pacto entre caballeros".

Su experiencia como presentador se limitaba a TV3 y al fallido "La última noche", en Telecinco, en 2001. ¿Cómo le ha sentado recuperar esta faceta?

La verdad es que muy bien. Le estamos cogiendo el tono poco a poco. Estas son experiencias de largo recorrido y le estamos echando mucho valor y coraje. Lo bueno es que la gente está respondiendo y eso nos da tiempo para ir encajando todo mejor.

¿Es un reto competir con un veterano en este tipo de formato como Andreu Buenafuente?

No es nuestra intención. Andreu es un gran profesional con el que ya tuve la ocasión de trabajar en otras ocasiones. Cada uno tiene su público. Lo que necesitamos es tiempo para que la gente se vaya acostumbrando a reconocer a los personajes del programa y que los hagan un poco suyos.

¿Qué tiene que decir a los que le acusan de querer copiar a "Crónicas marcianas"?

En principio no me parece mal, porque la primera etapa de "CM" fue muy buena e ingeniosa. Lo que hacemos aquí es algo diferente, aunque el propósito es entretener y hacer que la gente se olvide un poco de sus problemas cotidianos.

¿Le cuesta mucho meterse en el papel de presentador?

En ocasiones tiro mucho de recursos. Lo que queremos es que el espacio sea lúdico, dinámico, que la gente se lo pase bien, y los invitados que vienen al plató se diviertan. Intento que las cosas que ocurren sean naturales y verídicas.

¿Los personajes que acuden a su programa saben a lo que se enfrentan?

Los invitados conocen cada vez mejor el programa y ya vienen dispuestos a jugar con nosotros. Sobre todo, saben que las bromas no son con mala intención, sino una manera de pasarlo bien.

Se ha rodeado de un equipo especializado en humor blanco. ¿No hay cotilleos ni se habla de política en "¡Uau!"?

Nuestra intención es pasar un rato lleno de diversión y, aunque se toque algún tema escabroso, se hace siempre de una forma positiva. A esas horas de la noche, lo que la gente quiere es reírse delante del televisor y olvidarse de los problemas que ha tenido durante el día.

¿Se lo pensó mucho cuando le ofrecieron el proyecto?

Pues sí, para qué mentir. El panorama de la televisión está muy complicado y da un poco de vértigo afrontar retos así. Sin embargo, era muy tentador poder hacer un programa en el que es posible contar las historias que deseas. Al final, nos liamos la manta a la cabeza y decidimos probar a ver qué pasaba. Y parece que, de momento, nos va bien.

Ha asumido, por tanto, un gran riesgo con "¡Uau!"

Resulta evidente que si te metes en el pozo es por ilusión. Si te pones a pensar si va a funcionar o no, te bloqueas y no haces nada. Era arriesgado, sin duda, pero merecía la pena intentarlo. De momento, las cosas funcionan muy bien y estoy satisfecho

¿Qué es lo que más le gusta de esta nueva faceta profesional?

Sobre todo, que lo paso muy bien con la gente del equipo. Hay mucha complicidad y buen rollo y es lo que pretendemos transmitir.

¿Cuántas horas le dedica al programa?

Hacer un espacio como este es divertido, pero, quieras o no, hay que montar un show cada día. Empezamos muy pronto por la mañana a elaborarlo, pero es satisfactorio ver que la gente te acompaña y se lo pasa bien contigo.

¿Suele leer las críticas?

No puedo decir que paso de ellas, pero sí las valoro en su justa medida. Hay gente que habla porque le gusta hacer sangre y otros, por el contrario, hacen comentarios constructivos. Valoro los comentarios en su justa medida, los escuchó y aplico, según convenga.

¿Es la televisión el medio del futuro de los actores en España?

Yo me inclino por el teatro. Es la esencia y donde nos vamos a encontrar muchos. El mundo audiovisual atraviesa un momento muy incierto, mientras que el teatro es algo vivo, directo e impagable. Está ocurriendo también con la música. Los músicos vuelven a la carretera, al contacto directo con el público. Pero es indudable que la televisión da trabajo a muchos profesionales y eso es genial.

¿Ocupará la televisión el puesto que otrora tenía el cine?

Creo que no. La evolución de la técnica hará que el cine pase por momentos delicados, pero como ya se dijo con la radio, que iba a desaparecer y ahí sigue, hay cosas que no se pueden sustituir. El acto social de poder ir al cine o al teatro debe ser valorado.