Juan José Pérez Afonso (La Guancha, 1958), o mejor, Cuco Afonso, como se le conoce entre sus amigos y en el mundillo del espectáculo, es un director teatral que lleva afincado en Madrid hace más de veinte años, aunque no ha cortado nunca los lazos afectivos y profesionales con su tierra. Ha trabajado con los mejores e, incluso, llegó a presidir dos pequeñas empresas de producción, Fila Siete y Perenquén Teatro, que ya no están en actividad. Tiene muy claro que le haría una enorme ilusión dirigir un montaje en el teatro Guimerá o en el Galdós de Las Palmas, pero en sus propias palabras, "es algo que no depende de mí".

¿Desde cuándo reside y trabaja en Madrid?

Pues desde 1988, cerca ya de veintidós años. Fui a hacer un curso con José Carlos Plaza y participé en un montaje, "Carmen, Carmen", que él dirigía y protagonizaba Concha Velasco. Volví cuando acabó esa colaboración a la isla, pero sólo estuve dos meses porque a continuación regresé a Madrid y ya me quedé.

¿Suele retornar a Canarias y en concreto a su pueblo, La Guancha?

Sí, claro. Allí tengo mi casa y a mi familia, además de a casi todos mis amigos. Vuelvo con cierta frecuencia, igual que al municipio de Agüimes, en Gran Canaria, porque mi mujer es de allí. En mi casa de La Guancha, por ejemplo, he ensayado durante todo un mes con Rafael Álvarez, "El Brujo".

¿Afecta la crisis al teatro y en particular a su trabajo?

A mí no. Al contrario, me va muy bien, pero, en general, está claro que afecta porque la gente se vuelve muy selectiva, elige más, y hay que hilar fino para ofrecer un espectáculo que le interese y le invite a salir de casa para gastarse un dinero. Si antes iba a tres funciones al año ahora lo hace a una. Por otro lado, se han cargado todo el pequeño tejido privado que existía, sólo se mantiene aquello que recibe apoyo institucional y ahora depende mucho de la política poder sacar adelante un montaje. Por desgracia, en tiempos de crisis el primer sector en el que se recorta es en la cultura. Pero en Madrid sigue gustando mucho ir al teatro, además de existir desde siempre un público flotante que llega de provincias, donde no hay mucha oferta, y aprovecha su visita de unos días para acudir a los templos de la escena que permanecen abiertos.

¿Se siente más cómodo dirigiendo o como empresario teatral?

Ya sólo me dedico a dirigir salvo alguna pequeña coproducción. Tuve dos empresas, pero me fue mejor en la otra faceta profesional, me salía mucho más trabajo y, repito, el panorama de la producción es un desastre, se lo han cargado. Mi tarea fundamental ahora es coordinar la programación de tres teatros madrileños: Marquina, Príncipe y Arenal.

¿En qué trabaja actualmente?

Pues, por fortuna, no me falta trabajo. Esta misma semana hemos estrenado dos montajes. Por un lado, en el teatro Infanta Cristina, "La cena de los idiotas", con Josema Yuste, Félix Álvarez, "Felisuco" y Agustín Jiménez; por otro, en el Arenal "¡A saco!", en la que Miguel Hermoso y Mónica Estarreado encabezan el cartel.

Ha dirigido a grandes actores en todos estos años. ¿Alguno le ha marcado personal o profesionalmente?

La cantera de cómicos española es inagotable y tienen una gran calidad, son muy buenos actores. Tengo un buen recuerdo de todos y he disfrutado muchísimo con ellos. Destacaría funciones como "Miles gloriosus", con Pepe Viyuela, en el Festival de Mérida, haber tenido la oportunidad de dirigir a actores como Pepe Sacristán o Manuel Aleixandre, que es el último que queda de una generación irrepetible, y que sea por muchos años. De otros, como Josema Yuste, soy muy amigo, suele quedarse en mi casa e, incluso, le he puesto ahora en contacto con Instinto Cómico para grabar el programa "En clave de Ja" de la Televisión Canaria (mañana lunes en el teatro Guimerá) porque la productora, Eloísa González, es de mi pueblo y prima lejana mía.

¿Le gustaría estrenar en teatros canarios como el Guimerá en Tenerife o el Galdós de Las Palmas?

Me encantaría. Es lo que más me haría ilusión en este momento de mi carrera, pero, como resulta evidente, eso no depende de mí.

¿Es complejo ser profeta en la tierra de uno?

Allí me siento querido por la gente que me tiene que querer y los demás, de momento, no saben que existo.

¿Cómo ve desde Madrid el teatro que se hace en Canarias?

Los últimos años no lo sigo tanto, pero hay un talento tremendo. Aquí en Madrid ha llegado una remesa grande de actores canarios que van en ascenso. Además, siempre hubo tradición por el paso de las grandes compañías hacia América. Ahora, por desgracia y aunque parezca increíble, se le ha dado la espalda al público latinoamericano, un mercado de cuatrocientos millones de personas. Pero a todas las compañías les gusta ir a Canarias y mostrar allí su trabajo, pese a las dificultades obvias de la lejanía, que son superables.

¿Los actores tienen que salir fuera de Canarias?

Si quieren trabajar a un determinado nivel no les queda más remedio con el panorama actual. Otra cosa sería posible con una compañía estable en las islas, pero eso ahora mismo no existe ni está en perspectiva de los que pueden montarla.