Llegó hace 15 años a Tenerife para olvidar una mala experiencia profesional con un conocido productor español y decidió fijar su residencia en una isla en la que halló muchas conexiones con su Cuba natal. Joel Angelino ha entregado dos décadas de su vida al mundo de las artes escénicas; veinte años repletos de episodios satisfactorios y alguna que otra vivencia que le provocó un sabor amargo. "No me arrepiento de nada, pero si tuviera que eliminar algo, sería el conflicto que tuve con un señor (José Luis Moreno) que, por fortuna, ya he resuelto donde debía hacerlo. La Justicia me dio la razón en todo y esto forma parte de un capítulo de mi vida que no me gusta recordar. En el mundo del teatro no todo es un camino de rosas", dijo el intérprete caribeño.

¿Cómo imagina sus próximos veinte años al servicio de la cultura?

No me siento actor de cine ni de televisión, pero sí de teatro. Sueño con tener mi propia compañía y mostrar lo que he aprendido. Soy graduado en Dirección y Actuación y ahora mismo necesito ver reflejado todo lo que sé en otras personas.

¿Por qué decidió instalarse en Tenerife?

Es una isla maravillosa. Yo llegué a Tenerife con "Le Théâtre Saint-Gervais" de Suiza para representar en el Guimerá la "Máquina Hamlet". Lo que encontré aquí me resultó familiar y, además, venía de una gira por Dinamarca en la que pasé muchísimo frío (ríe).

Es curioso, muchos actores canarios optan por la aventura en la Península y usted, en cambio, prefirió quedarse aquí.

Sí (sonríe). A la gente que me pide consejo le digo que no se lo piense y busque su aventura en la Península, pero aquí también hay otras alternativas teatrales interesantes. El caso de Álex García (el tinerfeño que protagoniza en Telecinco "En tierra de lobos") es el mejor ejemplo de que puedes mejorar sin tener que renunciar a tu acento. Cuando estás allí te lo guardas y lo sacas fuera de escena. Es un gran actor.

¿Es consciente de que su enfrentamiento con un productor tan conocido le puede perjudicar a la hora de trabajar en Madrid?

Lo sé, pero hay asuntos que tienes que dejar pasar porque no forman parte de una profesión tan bonita. Sabía que al final me iban a pasar factura. Hace tiempo que no trabajo en Madrid porque me enfrenté a gente que tiene poder y me cerró muchas puertas. Tengo la intención de volver y triunfar porque éste es un mundo de ida y vuelta en el que no puedes renunciar a nada. Tenerife es el lugar que elijo para recargar pilas y eliminar malas sensaciones, pero un artista sabe que no puede vivir alejado para siempre de Madrid.

Hablando de distancia, ¿cómo ve los aires de cambio que "soplan" en su país? ¿Es posible distinguir pronto una Cuba diferente?

Cuba me duele, pero el teatro me ha convertido en ciudadano del mundo. Respeto los logros que ha conseguido la revolución, pero es inevitable hablar de un periodo de cambios que se está produciendo a un ritmo muy lento. La vida que llevo hoy no está ligada a Cuba, pero cuando te decides a hacer un curso y preguntas el precio, enseguida comprendes que no todo lo que se hace en mi tierra es malo.

¿Un actor puede ser totalmente independiente?

Comunicar es un arte maravilloso que te permite ser libre y no estar pendiente de la llamada de un productor o del guionista de una serie de televisión. La fuerza de la palabra está en el monólogo y un actor tiene que tener un discurso propio que le permita ganar libertad. Eso es algo difícil de lograr, pero que debe estar siempre en la conducta de un artista.

¿Ha apreciado muchos cambios en el sector de las artes escénicas local desde que llegó a Tenerife?

Tanto a través del trabajo que se ha realizado en la Escuela de Actores como en la formación empírica que han llevado a cabo un grupo de actores con mucho talento, el mundo de la interpretación está a un gran nivel en la isla de Tenerife. Álex es un ejemplo de lo que se ha logrado (partiendo de la base del trabajo personal que realiza cada uno) en este tiempo, pero existen muchos jóvenes y compañías de teatro que tienen la calidad suficiente para triunfar en España.

¿Qué modelo de monólogo es el que usted defiende?

Hacer monólogo es algo más que contar un chiste; no vale con salir a un escenario para soltar un montón de insultos y frases groseras. No hay que caer en la chabacanería para ser crítico.