Los arquitectos canarios Antonio Corona y Arsenio Pérez Amaral, integrantes del equipo Made In, diseñarán la futura Ciudad de la Música de Taiwán tras ganar el concurso internacional para la construcción de este ambicioso complejo cultural asiático, situado en la Bahía del Río Amor.

Amaral y Corona forman parte el equipo "Made In", un estudio virtual que une en la red a arquitectos, técnicos y consultores internacionales que obtuvo el primer premio de esta convocatoria internacional abierta a la que concurrieron 154 propuestas, informan en un comunicado los creadores canarios.

El proyecto se extiende sobre una superficie de 80.000 metros cuadrados más 20.000 de espacio público exterior, y está dotado con un presupuesto de ejecución de 100 millones de euros.

El diseño de esta ciudad cultural incluye un auditorio interior con aforo para 3.500 personas y otro exterior con capacidad para 12.000 localidades.

Asimismo, incorpora ocho auditorios pequeños (150 a 400 plazas), un museo del mar, otro de la música y un área comercial de 20.000 metros cuadrados.

Según el jurado, el proyecto de "Made In" pasó con dificultades la primera fase por parecer una propuesta demasiado arriesgada que sin embargo ha ganado por la cantidad y la calidad del trabajo desarrollado en la segunda fase.

A juicio del jurado, las claves del proyecto ganador son su solución urbana, porque genera un espacio público capaz de articular todo la bahía sin necesidad de generar un icono. De esta forma, el proyecto piensa en el ciudadano como usuario y a medida que lo va habitando, usando y disfrutando, la arquitectura irá formando parte de su entorno vital y del patrimonio urbano de la ciudad.

El equipo Made In es un estudio en la red compuesto por la unión de varios estudios y arquitectos españoles que trabajan a distancia, desde Madrid, Bilbao, Rotterdam, Tenerife y Taipei.

Los autores del proyecto explican que "el presupuesto del concurso puede superar los 100.000 euros y, sin embargo, se ha hecho casi sin financiación, pues todo el equipo ha trabajado de forma desinteresada durante seis meses, a razón de tres por fase.