Unos manuscritos hallados en un convento de Santa Cruz de La Palma en el siglo XVIII, cuya autoría se atribuye al franciscano Abreu Galindo, fueron la base documental de la obra "Historia del descubrimiento y de la conquista de las Islas Canarias", que fue traducida al inglés por George Glas y publicada en Londres en 1764. Este mercader y marino escocés fue el primero que "fijó" en un libro el contenido de aquellos legajos que llegaron a sus manos, junto con un informe sobre el origen de los antiguos habitantes de las islas.

La mitad de este volumen acaba de ser traducido al español, tras ser analizado, revisado y ampliado con numerosas notas aclaratorias, más de seiscientas, por Pedro Nolasco Leal Cruz, catedrático EU de Inglés en la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna, quien además sometió su estudio a un análisis crítico y contrastado con interpolaciones con las afirmaciones de otros historiadores (Torriani, Fray Alonso de Espinosa, Viera y Clavijo, Alonso de Palencia, Marín de Cubas, Nuñez de la Peña, Rumeu de Armas...).

Este apasionado por el pasado de las islas, que también ha reeditado el original escrito por Glas en el inglés de la época, el mismo que se utilizó en la redacción de la Constitución americana, defiende la idea de que el ejemplar de Glas que ha traducido "es la mejor historia que hay de la conquista de Canarias, la más clara, la que más datos aporta. No quiero decir que haya algunas erratas, pero están corregidas con notas si los otros autores dicen lo contrario. Esta es la versión más puesta al día de la historia de la conquista de Canarias".

El profesor Leal Cruz considera que George Glas fue un auténtico "canariólogo", cuyo trabajo ha sido citado por numerosos estudiosos de la conquista del archipiélago canario y, además, constituye una aportación importante por su descripción de las islas en un momento determinado de su historia, aunque obvió algunas partes del manuscrito de Abreu Galindo.

"La obra de Glas que se publicó en 1764 consta de dos partes, una que es una descripción de Canarias en la época en la que él la conoció, que ya fue traducida por Constantino Anzar de Acevedo en 1982, y otra basada en el manuscrito de Abreu Galindo que estaba en La Palma, y sobre el que dice que permaneció mucho tiempo en la oscuridad. Esta parte es la que yo he traducido", especificó.

La historia indica que los referidos textos datan del año 1632, pero los estudiosos señalan que fueron escritos por Abreu Galindo en la segunda mitad del siglo XVI, entre 1580 y 1600. La primera impresión en formato libro del manuscrito de Abreu en español se produce en 1848, casi cien años después de que lo hiciese Glas en inglés (1764). Éste es uno de los principales motivos que animaron al profesor Nolasco a abordar este ambicioso proyecto.

"Hay que tener en cuenta que los manuscritos se podían cambiar cuando pasaban de una mano a otra entre la poca población canaria que era culta. A veces les interesaba variar su contenido por cuestiones familiares, sociales o económicas".

Conviene añadir que cuando estos documentos estaban en mal estado de conservación, "se hacían copias a las que añadían o suprimían ideas, o cambiaban fechas sin darse cuenta y otras alteraciones de la transcripción que derivaron en versiones que, en ocasiones, no tenían mucho que ver con el auténtico original. De hecho, en la versión de Glas, "éste pone notas de su propia cosecha, hay cosas que se ven que son suyas".

Según el profesor Leal Cruz, la información a la que tuvo acceso Glas incluía tres libros. El primero estaba dedicado a Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera, además de tener una introducción sobre las islas canarias y los guanches; el segundo, se centra en la conquista de Gran Canaria, y el tercero, en La Palma, Tenerife y la mítica San Borondón.

A pesar del valor documental e histórico de la obra de Glas, este investigador considera que existen algunas lagunas importantes en su contenido, como ocurre en el caso de la descripción de la conquista de Tenerife. "Hay lagunas, como la de no recoger la muerte de Bencomo en la Batalla de La Laguna. Está como muy resumido. Se nota que alguien manipuló el manuscrito y se olvidó de detalles".

También explicó que "cuando el Adelantado Alonso de Lugo llegó a Tenerife había cuatro menceyatos a su favor, o por lo menos amigos, Güímar, Anaga, Abona y Adeje; y los otros cinco eran los enemigos, Tegueste, Tacoronte, Taora (La Orotava), Icoden y Daute".

Este tomo aclara cuestiones como que los guanches no vivían en grupos poblacionales, sino dispersos, pero lo que sí controlaban con denuedo eran los lindes con otros reinos. "Estoy convencido de que el menceyato de Güímar llegaba hasta Valleseco, y ahí empezaba Anaga. Las guerras que había entre ellos eran por los lindes, por cuestiones de territorio y pastos. Curiosamente fue Acaymo quien dio permiso a Diego de Herrera para construir la torre de Añaza, que luego se convirtió en Santa Cruz".

Para este estudioso está claro que los castellanos tenían información previa antes de desembarcar en Tenerife, por eso se dirigieron por La Laguna hacia Taoro, por donde ahora discurre la autopista.