No debería hacer falta recordarlo, pero la obra poética de Tomás Morales (nacido en el municipio grancanario de Moya en 1884 y fallecido en Las Palmas en 1921) es una de las máximas contribuciones realizadas por un autor canario a la literatura universal. "Las rosas de Hércules" es el título de su único libro, el pilar sobre el que se sostiene una visión del mundo hecha de palabras y versos que aluden a mitos devueltos al presente, arraigados en los cuatro elementos primordiales: tierra, agua, aire y fuego. Esta obra maestra regresa ahora en la edición de Cátedra al cuidado de Oswaldo Guerra Sánchez, poeta y profesor de Lengua y Literatura en la Universidad de Las Palmas, quien ayer presentó su trabajo en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.

¿Cuáles son las diferencias sustanciales entre la presente edición de "Las rosas de Hércules" y las precedentes, incluida la suya propia de 2006?

El Museo Canario editó en 1956 la primera edición conjunta de los dos libros de "Las rosas de Hércules", cuya estructura se repitió en las publicaciones posteriores. En 2006 tuve la suerte de acceder a los archivos del poeta conservados en la Casa Museo que lleva su nombre y pude comprobar cómo Morales había manufacturado un verdadero "libro de autor" en el que aparecen todos los componentes (maquetas, viñetas, capitulares, dibujos) de la obra que proyectaba. Cotejé este legado con las ediciones originales de 1919 y 1922, introduciendo cambios y correcciones, que se suman a las modificaciones, notas y comentarios explicativos incorporados ahora al volumen de Cátedra.

¿Es "Las rosas de Hércules" una reinterpretación de los mitos clásicos pasada por el tamiz del modernismo?

Tomás Morales era un hombre muy culto, estudioso de la literatura y de la mitología, un erudito que manejaba mucha información al escribir. Mi teoría es que emplea los mitos clásicos para exponer su propia realidad. Paralelamente, recurre a uno de los códigos de la poesía que consiste en ocultar y desvelar algo mediante la mitología, cuyos temas y personaje traslada a realidades contemporáneas de Canarias, como el mar, el Teide, los puertos y ciudades del Archipiélago...

"Las rosas de Hércules" es uno de esos casos singulares en la historia de la literatura en la que un autor consagra toda su vida a la creación de un solo libro. ¿En qué momento Tomás Morales cobra conciencia de que toda su obra se encamina a esa unidad?

En mi opinión, cuando en 1908 publica su primer libro, "Poemas de la gloria, del amor y del mar". Tanto en la prensa de Madrid como en la de Canarias aparecen declaraciones suyas en las que anuncia que esa obra pertenece a un proyecto mayor. Cuando posteriormente regresa desde Madrid a Agaete (donde se establece como médico), insiste públicamente sobre la misma idea tras los más de cuatro años dedicados a escribir la "Oda al Atlántico". A su muerte, sólo llego a ver publicado el segundo de los libros que en principio componían "Las rosas de Hércules", pero dejó instrucciones precisas de cuál era su voluntad, de hecho fue el primer autor que preparó y diseñó su propio libro. Lo había proyectado con tal detalle que sólo le faltó coser sus páginas al lomo.

La obra contiene ecos bucólicos, canto telúrico, elegías, poemas épicos sobre la guerra... ¿Existe, sin embargo, un hilo conductor?

Tomás Morales tenía claro que el asunto de su vida, su principal misión, era interpretar el mundo desde una visión poética. Por eso, "Las rosas de Hércules" posee una dimensión unitaria. Bajo la multiplicidad de elementos que encontramos en sus páginas (el mar, la urbe, el amor, la amistad...) percibimos siempre un mismo intento de explicar el mundo, propósito que vincula a la búsqueda de la belleza, el destino del arte y la propia creación literaria.

Pese a conmemoraciones como el Día de las Letras Canarias, dedicado este año a Morales, la divulgación de los autores isleños sigue siendo muy limitado. ¿Qué está fallando?

Pensemos que Tomás Morales es relativamente conocido por comparación con otros autores canarios que, siendo ignorados en su tierra, gozan de cierta popularidad en el exterior y son traducidos a otras lenguas. En nuestro caso hay un problema crónica de distribución, difusión y propaganda. Esto puede cambiar. El hecho de que una editorial como Cátedra apueste por "Las rosas de Hércules" dentro de su colección "Letras Hispánicas" abre el panorama de modo considerable. Ahora pones el nombre del autor y de la obra en un buscador de internet y sus datos aparecen en la Fnac de Madrid o en foros americanos. ¿Qué ha faltado hasta ahora? Proyección.

A propósito de la reciente polémica sobre la posibilidad de dedicar el próximo Día de las Letras al científico Blas Cabrera, ¿no tiene la impresión de que este tipo de decisiones, como otras, quedan en manos de políticos y no se tiene en cuenta a representantes de la cultura?

Desde luego. Hubo una torpeza por parte de quienes postularon a Blas Cabrera y Felipe. Por un lado, el rumor se hizo público unos días antes de que comenzará la celebración de este año, lo que mediáticamente contribuyóa aplastar a ésta. Por otro, no es el Día de las Letras Canarias el medio adecuado para homenajear a nuestros más insignes científicos, entre los que sin duda se cuenta Blas Cabrera. Si nos ceñimos a esta conmemoración, tenemos en Canarias decenas de escritores de alto nivel que aún esperan ser divulgados, desde un Agustín Espinosa traducido al francés hasta un José María Millares Sall galardonado el pasado año con el Premio Nacional de Poesía.