Preocupada por la falta de reacción de muchos cubanos ante la dictadura castrista, la escritora Nivaria Tejera, exiliada en París desde los años sesenta y cuya infancia transcurrió en Tenerife, ha decidido "desafiar" en sus memorias "al poder macabro" que hay en su país de origen e intentar que la gente despierte con el "veneno literario" que contiene su nuevo libro, "Espero la noche para soñarte, revolución".

"Esta obra, más que unas memorias, es un vómito", provocado ante "la catástrofe monstruosa e incomprensible de la dictadura cubana", afirmaba esta semana la escritora de 81 años, que ve ahora aparecer en España "Espero la noche para soñarte, revolución", un libro escrito a finales de los ochenta, publicado en Miami en 2002 y que recupera actualmente la editorial El Olivo Azul.

Recién llegada de París, Tejera presentó en el Museo Reina Sofía sus memorias y la reedición de "El barranco", la novela sobre la guerra civil española que se había publicado en Francia en 1959 y en la que cuenta aquella dolorosa experiencia desde el punto de vista de una niña.

Poeta y novelista de largo recorrido, Tejera cree que sus memorias, "si es que se las puede llamar así", son "una especie de sinopsis casi improvisada ante el exceso de vida reprimida" que ha llevado.

"Llevamos ya más de medio siglo de dictadura castrista. ¿Cómo es posible que el pueblo cubano esté tan dormido, como un cocodrilo aletargado?", se preguntaba esta autora descediente de cubanos y canarios.

"Castrados por Castro"

En Cuba "todo está castrado por el castrismo desde hace décadas", aseguró, tras pedir perdón por "el juego de palabras" y reconocer que es imposible predecir el futuro de su país y saber cómo va a reaccionar el pueblo cubano.

Ante esa "parálisis" que vive la isla caribeña, Nivaria Tejera decidió "apretar el estilo" en su libro "hasta que el lenguaje salte en pedazos", porque "sin respiración nos han ido dejando los hechos de la historia".

Las páginas de "Espero la noche para soñarte, revolución" están impregnadas de lenguaje poético que, sin embargo, no suaviza la dureza de las impresiones de la autora sobre el régimen cubano, que hizo de "la palabrita planificar" la "clave del revolucionado".

"Y planificar significa amputar, arrasar bajo el yugo de esa cruz retorcida hoz-martillo", escribe Tejera en su libro.