Pese a ser una de las cinematecas más veteranas de España, la Filmoteca Canaria no parece alzar nunca el vuelo ni acceder a los recursos necesarios para equiparse, en dotación y presupuesto, a sus homólogas peninsulares. Para los gestores públicos se asemeja a ese pariente molesto que se arrincona piadosamente y al que rara vez (o nunca) se visita. Pero ocurre que ese pariente representa a la principal manifestación cultural del último siglo y, sin duda, la que mayor interés despierta entre el público, algo que la clase política canaria, adoradora de la música clásica, pierde sistemáticamente de vista.

Una visita a las instalaciones de la Casa de la Cultura de Santa Cruz de Tenerife, sede del área de Archivo de Filmoteca Canaria, deja ver que las condiciones de trabajo han mejorado con respecto a hace una década. Sin embargo, aún no se ha resuelto el problema de la sede, pendiente desde que hace tres años la Biblioteca Pública del Estado notificase al organismo dependiente del Gobierno de Canarias que debía desalojar los espacios que ocupaba en sus dependencias, cuya titularidad corresponde a la Administración central.

Desde entonces, el personal, junto a sus archivos y equipos informáticos, han sufrido hasta cinco desplazamientos en el interior del edificio ubicado en el santacrucero parque La Granja. La directora de la filmoteca, María Calimano, no pierde la sonrisa antes una serie de avatares que conoce bien, no en vano es una de las empleadas más veteranas de la institución. Esa buena disposición no le impide desear que la cinemateca cumpla su demorado objetivo y encuentre, al fin, "su casa".

"Entiendo que no es momento para peticiones debido a la crisis, pero es hora de que la filmoteca, creada en 1984 y una de las primeras que se constituyeron, tenga una sede en condiciones y definitiva", aduce María Calimano.

Pero no se trata solo del continente. "Necesitamos un archivo que reúna las condiciones necesarias para conservar el material, tanto películas como carteles y documentos", afirma la responsable, consciente de que, si no preserva adecuadamente, el bien custodiado se deteriora y "se pierde".

Para llevar a cabo esas tareas, consustanciales a toda filmoteca, se necesita personal cualificado. Actualmente, la cinemateca canaria dispone de cinco técnicos: dos en Las Palmas, encargados del área de Difusión, y los otros tres (incluida su directora) en Tenerife, donde también trabaja una becaria contratada en prácticas.

No obstante esos déficits, la filmoteca ha realizado avances en el capítulo de archivo. Según su directora, en Las Palmas se ha habilitado un espacio para biblioteca, hemeroteca y videoteca. Entretanto, en Tenerife, se ha logrado ordenar y optimizar el espacio destinado a la conservación de dicho fondo, en el que se incluyen las planchas de zinc que la prensa local utilizaba para imprimir en sus páginas la publicidad de las películas programadas.

También se ha ampliado el archivo audiovisual mediante la habilitación de un espacio en la segunda planta de la Casa de la Cultura, ámbito destinado a la conservación de películas rodadas en diferentes formatos y al fondo de títulos grabados en DVD y VHS.

Internet como herramienta

Internet ha supuesto una revolución no sólo para los maltratados cinéfilos, sino para las propias filmotecas. "Para mí es fundamental recuperar material a través de internet", asegura María Calimano, que por esta vía ha podido localizar películas y documentos relacionados con Canarias que antes estaban a trasmano o era casi imposible hallar. Un ejemplo: la guía publicitaria sueca de "El tigre del mar", película dirigida por John Francis Dillon en 1927, que muestra al actor norteamericano Milton Sills vestido como pescador canario.

María Calimano señala que los investigadores seguirán disponiendo libremente de todo este material, no así las productoras y profesionales que acudan en busca de material para sus trabajos, y a los que se cobrará por acceder a esos contenidos "como se hace en todas las filmotecas del mundo".

"Será también un medio para obtener algún ingreso", sostiene la responsable de un ente que el año pasado contó con 231.000 euros netos (22.000 de los cuales se destinaron a pagar el alquiler de las dos salas de exhibición en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas), presupuesto que presumiblemente menguará a lo largo de 2011.