Después de invertir más de dos años en su último proyecto audiovisual, de culminar un rodaje difícil en el Altiplano boliviano, de reunir en el mismo guion a Sam Shepard, Eduardo Noriega y Stephen Rea, Mateo Gil (1972) presentó "Blackthorn" en la apertura del XII Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. "Ojalá la banca tuviera tantos escrúpulos como Butch Cassidy", apuntó ayer el director y guionista grancanario en referencia al fugitivo que protagoniza un "western" cuya producción ha costado cinco millones de euros.

¿Por qué decidió viajar al oeste?

Me gustó el guion que me ofreció un amigo (Miguel Barros) y no me lo pensé. ¿Quién se puede resistir a contar una buena historia?

¿Está satisfecho con el resultado final de esta película?

Estoy contento con el trabajo realizado. La experiencia de rodar en localizaciones que están situadas entre los 3.700 y 5.000 metros de altura ha sido compleja, aunque maravillosa. Nos ha faltado un presupuesto mayor, como al resto de las películas españolas, pero hemos conseguido llegar al final.

¿Tras grabar en Bolivia siente que está preparado para nuevas aventuras?

Los retos son la sal de vida y aún tengo algunos que cumplir.

¿Ya se ha liberado de su "piel" de guionista?

Esta es mi segunda película como director. Tengo más guiones escritos que películas dirigidas y conforme pasa el tiempo se incrementa el riesgo de que algunas de estas historias se pierdan para siempre.

¿Duele ver cómo un guion no se transforma en un proyecto?

Eso es algo que pasa con más frecuencia de lo que la gente piensa y que un guionista no puede controlar.

¿Llevar al séptimo arte la novela de Juan Rulfo "Pedro Páramo" es una asignatura pendiente?

Es un proyecto de rango intermedio que en los tiempos que corren es imposible que se convierta en realidad. Una película que soñé en muchas ocasiones, pero que no termina de salir. En su día la financiación española estaba cubierta, pero falló la parte mejicana. Si no se hizo entonces, hoy solo es una de esas historias que acaban en el olvido.

¿Ha notado muchos cambios en la faceta de director con respecto a anteriores trabajos en los que tuvo una labor secundaria?

Tu cometido cambia por completo, ya que tienes que dedicarle más horas a la película. Además, en el caso de "Blackthorn", quise estudiar bien el guion y este proyecto se alargó durante más de dos años. ¡Eso es mucho tiempo!

¿Las experiencias laborales que compartió con Alejandro Amenábar le han ayudado a la hora de trabajar en solitario?

Por supuesto, aprendí mucho de él cuando era guionista y mi bagaje como director también se ha beneficiado de su compañía. Compartir mucho durante años, incluso en la posición de espectador, es una formación impagable.

Que el cine español dependa de un canal de televisión en un ciclo económico marcado por la crisis no es una gran noticia, ¿no?

El problema no es que sea un año difícil para nuestro cine, sino que el modelo de financiación ha cambiado. Vienen años bastante difíciles. Las películas de presupuesto medio están en peligro; corren el riesgo de desaparecer entre las grandes producciones y los proyectos baratos. Es una lástima porque lo que está en esa franja intermedia se está perdiendo y ahí hay películas muy interesantes.

¿Qué tendría que pasar para que el sector cinematográfico español diera un salto de calidad definitivo?

Estamos atrapados en una trampa muy compleja por varios factores. Primero, está de moda criticar por criticar, y desde dentro, a nuestro cine. Claro que tenemos muchas cosas que mejorar, pero aquí también sabemos hacer buenas películas. Además, la financiación se ha convertido en un freno casi insalvable. El cine español está amenazado por el miedo de los inversores. Los productores no quieren perder dinero.

¿Faltan ideas para generar buenas historias?

No creo que este sea el problema. El sector tiene unos compromisos comerciales que debe cumplir y en muchas ocasiones es más fácil respaldar a una gran producción o una película barata que invertir en un proyecto de clase media. Para que haya grandes historias necesitamos que el guion forme parte y tenga más importancia en el proceso de creación y eso es algo en lo que estamos fallando. No todos los guionistas de este país cobran sueldos millonarios; muchos tienen que entrar en el mundo de la televisión porque no tienen para vivir.

¿Cómo ve un canario que en su tierra esté renaciendo la idea de convertirse en un plató natural?

No es un renacer; es fruto de una buena promoción. Es una locura pensar que Canarias puede crear una industria cinematográfica, pero sí que debe aprovecharse del cine para promocionarse.

"BLACKTHORN"

Promoción en Nueva York

Ganador de cuatro Goyas en el apartado de mejor guión ("Ágora", "Dime que yo", "El método" y "Mar adentro"), Mateo Gil optó en este "western" por abrir un paralelismo con la leyenda de Robin Hood, ya que crea a un forajido (Sam Shepard) que se dedica a robar a la banca y a las grandes empresas mineras. La película, que abrió la edición de este año de la cita cinéfila de Las Palmas, competirá en la sección a concurso del Festival de Cine de Tribeca, que este mes se celebra en Nueva York. "Tanto yo como Miguel Barros (guionista) somos fanáticos del western y de Cassidy", señaló Gil en relación al fugitivo que inspiró el filme "Dos hombres y un destino", obra dirigida por George Roy Hill e interpretada por Paul Newman (Butch Cassidy) y Robert Refford (Sundance Kid).