Mañana presenta un proyecto literario, a las 20:30 horas, en el Círculo de Amistad XII de Enero de Santa Cruz de Tenerife, en el que da cuenta de un sinfín de vivencias personales que están ligadas a los años en los que vivió en Venezuela. Teresa de Jesús Rodríguez Lara es la autora de "Venezuela, tierra de contrastes", un libro que recoge el trabajo realizado durante más de cinco años y que, según su autora, se ha escrito "con mucho cariño hacia una tierra con la que sigo vinculada", apunta.

¿Cómo ha construido la mirada literaria que refleja su libro?

La obra es fruto de mis vivencias personales. En Venezuela disfruté

mi niñez y volví a Tenerife con la enfermedad de mi madre, pero en mi corazón siempre hubo una gran

cantidad de recuerdos infantiles. El amor que siempre he sentido por la lectura y una enorme curiosidad, que me llevaba a anotar en un cuaderno las cosas que llamaban mi atención, hicieron el resto.

¿Cuál es la estructura que siguió para completar la obra?

El libro no lo ideé conforme está editado, ya que la intención inicial era crear un poemario relacionado con las sensaciones que me transmitieron los estados venezolanos que visité cuando era niña y en mis viajes posteriores. A medida que me iba acordando de las anécdotas, el número de páginas iba creciendo y reflejando mis experiencias personales en una tierra que adoro y con la que tengo una deuda permanente.

¿La deuda de la que usted habla ha quedado saldada con la publicación de "Venezuela, tierra de contrastes"?

Eso es algo que está dentro de mí y a lo que jamás voy a renunciar. En este caso, la literatura me permite consolidar esos lazos afectivos tan intensos. Canarias y Venezuela conforman una valiosa parte de mi cordón umbilical. Me arrancaron de aquella tierra en una etapa muy importante de mi vida, justo cuando era una adolescente, y una vez llegué a Tenerife sentía que mi alma se había quedado allí. Todas esas vivencias son las que he tratado de resumir en este libro.

¿Cómo explica el poder entre el Archipiélago y la Octava Isla?

La conexión que hay entre las Islas Canarias y Venezuela es algo que se vive, que se siente y que se sufre en las dos orillas.

¿El hecho de distanciarse del mundo de la ficción le otorga a este libro una cercanía mayor con los que conocen la realidad canario-venezolana?

Este libro está escrito con mucho cariño hacia una tierra con la que sigo vinculada, aunque mi espacio en estos momentos se encuentre en La Laguna. La primera lección de mis padres consistió en conservar mis raíces, pero también me enseñaron a amar a esta tierra (Venezuela) como si fuera la mía.

¿Reconoce a la Venezuela de su infancia en el país con el que se encontró en sus últimos desplazamientos?

Sí, teniendo en cuenta las formas en las que viajo. El trato, los colores y olores que capto cuando me encuentro allí, todo el cariño que recibo... Eso no ha cambiado. El círculo en el que me muevo en los viajes que hice después de instalarme en Tenerife me arropa como si nunca me hubiera ido. Jamás he vivido una situación extremadamente distinta entre mis recuerdos de niña en Venezuela y las sensaciones que acumulé en mis últimos desplazamientos a Caracas u otros estados.

¿Qué opinión tiene de la actual política venezolana?

El que lea el libro se dará cuenta de que no hay posicionamientos políticos. No escribo de ello porque no creo que esté autorizada para hacerlo. Además, ahora me siento una turista en un país que sigue generando una gran atracción afectiva. En este libro he intentado unir mis recuerdos venezolanos con Canarias. Su contenido es muy variado y están asociados asuntos geográficos, etnográficos y una serie de costumbres que afianzan las raíces isleñas en la sociedad venezolana que conocí cuando aún era una niña.