El próximo viernes 17 de junio llega a España el último gran éxito del cine argentino, ''Un Cuento Chino'', que suma ya casi un millón es de espectadores en aquel país gracias a un Ricardo Darín especialmente huraño y que hace frente a serios problemas para entenderse con un joven chino que se cuela en su vida inesperadamente y al que acoge en su solitario y rutinario día a día.

El propio Darín ha explicado que esta es una fábula cómica entre "dos tipos que no tienen chances de entenderse". Ha rechazado, eso sí, considerarse un cómico, y ha destacado que en este oficio, como decía Ana María Campoy, hay tres tipos de personas: "Hay malos actores, buenos actores y cómicos. Pero ojalá yo fuera un actor cómico".

Ha reconocido que él tiene "facilidades para ciertas cosas, pero también impedimentos para otras", y ha recalcado que "la carcajada es enemigo de la comedia". "Si uno se abraza a la carcajada se pierde la otra parte de la comedia, que es lo que está por debajo de la gracia", ha dicho, para después puntualizar que "esta película está llena de soledades y bloqueos emocionales".

El director y guionista Sebastián Borensztein ha terciado para asegurar que "lo que tienen esta película y Ricardo es que en ningún momento quieren ser graciosos". "Nos han dicho que la película es un homenaje al corazón de los argentinos. Da lugar a muchísimas lecturas, con un abanico de emociones desde lo más divertido a lo melancólico. No es una película perfecta, pero sí es carismática, y por eso conecta con el público", ha afirmado.

Darín ha apuntado que su personaje, que "ha cortado relaciones con el mundo exterior", le parece atractivo porque no tiene "nada que ver" con él, algo que, según ha dicho, "siempre es una ventaja para un actor, puesto que puede visualizarlo lejos y sentirse con más libertad".

"Agradezco cuando no tengo nada que ver con el personaje porque es una liberación y una catarsis. La intención era no pasarse, tratar de estar en el punto de equilibrio, que es lo más difícil en las comedias", ha explicado, para después reconocer que le parecería "genial estrenar en China".

Borensztein ha agregado que esta es una "fábula, y el absurdo la motoriza y la lleva adelante narrativamente". "Es absurdo que hubiera una guerra entre Inglaterra y Argentina, y es absurdo que una vaca caiga desde el cielo y hunda un barco, pero no es absurdo que dos personas en las antípodas se entiendan y uno dé al otro la llave para arreglar su propia vida", ha indicado.

Finalmente, ha agregado que "el chino no entiende nada desde el punto de vista oral, pero sí en el gestual, a pesar de que no interpreta los gestos igual que los occidentales". "Hay una mirada occidental que no le da sentido a las cosas, y otra oriental que justifica la realidad dándole sentido a todo a pesar de no tenerlo. Es ahí donde el absurdo cobra sentido", ha sentenciado.