Quien conoce bien al presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, asegura que no le gusta cumplir años. Pero esta vez, aunque la cifra que cumplió ayer era importante y redonda, 75 años, su situación personal y política le quita aun más si cabe las ganas de celebrarlo.

Berlusconi aseguró el pasado miércoles que se sentía "amargado" y "que no tenía nada que celebrar". Desveló que se ve perseguido por la justicia, que le prepara un "regalo", en referencia a la investigación por inducción al falso testimonio al empresario Giampaolo Tarantini, el encargado de conseguir las chicas para sus fiestas.