La bailarina y coreógrafa Sol Picó ha defendido hoy la danza contemporánea frente a quienes sostienen "que es minoritaria y que no le gusta a nadie", una idea que considera está erróneamente extendida en determinados ambientes y que ha rechazado con un sonoro: "Eso es mentira".

"El problema es que la evolución, sobre todo en nuestro país, ha sido un poco destartalada, hemos pasado del clásico al moderno de una manera muy brusca" y eso ha determinado que "se ha creado un poco de miedo" entre algunos públicos, pero sin llegar a cuestionar la acogida de la danza contemporánea, ha sostenido Picó al presentar en Gran Canaria su espectáculo "El llac de les mosques".

Sol Picó, que pondrá mañana en escena en el Teatro Cuyás, en una única función en la isla, ese montaje con el que ganó en 2010 un Premio Max, el décimo que le conceden en sus quince años de carrera artística, ha asegurado que "El llac de les mosques" es precisamente un ejemplo de la capacidad de atraer a cualquier espectador del baile moderno.

Ya que, tras dos años de gira en los que ha presentado esa coreografía no solo por variados lugares de toda España sino también por diversas ciudades de otros países, desde Suecia a México o la República Democrática del Congo, ha constatado cómo hasta niños de seis años "se quedan clavados también en la butaca", interesados en el espectáculo.

Una función que, para quienes aún no la han visto, Sol Picó ha recordado que es "un canto a la vida" que construyó a partir de la "excusa" de una reflexión que quiso hacer al encontrarse en la barrera de los 40 años, ante la cual consideró oportuno hacer un repaso de lo que había sido su existencia hasta entonces.

Por eso, en "El llac de les mosques" hay "guiños" a anteriores coreografías de la bailarina, cuya "simbología" se refleja en distintos momentos del espectáculo actual, como podrán reconocer quienes hayan seguido su trayectoria.

La coreógrafa, que ha creado tantos espectáculos, no sólo para sí misma sino también para otros bailarines, que "ha perdido la cuenta" de ellos, ha querido dejar claro, en todo caso, que el revivir lo hecho hasta ahora le ha motivado para seguir haciendo nuevas cosas en el futuro, sin renunciar a danzar en el escenario.

"Yo, hasta que el cuerpo aguante, estaré ahí", ha sentenciado al respecto.

Sí ha expresado, de cualquier modo, su aspiración a que "ojalá" cambie alguna vez la falta de respaldo gubernamental a la danza que hay en España, y que contrasta con el apoyo público que tiene en Bélgica.

Algo que ha determinado, a su entender, que la producción de baile belga sea "muy interesante", pues en aquel país "hay gente que trabaja muy bien, propuestas muy vanguardistas y muy modernas pero que se acercan también a todos los públicos".

Puesto que ese respaldo del Gobierno "dice mucho también" de por qué la danza en Bélgica es más avanzada que en España, donde los bailarines y coreógrafos "están muy justitos, ahora, antes y creo que, desgraciadamente, siempre", ha señalado.

Todo ello desde la opinión de que la diferencia que hay entre uno y otro país "no tiene que ver con que haya más o menos talentos".

Porque "en España, aquí, hay grandes talentos, grandes coreógrafos, pero, luego, también hace mucho el soporte que tengan, y cómo pueden desarrollar su carrera", ha argumentado.