El arquitecto Ricardo Aroca se ha animado a desvelar en un libro los "secretos" de edificios emblemáticos de España, entre los que se encuentra la madrileña estación de tren de Atocha como ejemplo de "mala colocación respecto a cualquier cosa".

Aroca, en una entrevista con Efe, ha señalado que si la estación de Atocha se hubiera hecho con los criterios actuales, la entrada de la estación "hubiera quedado a nivel" y no hundida respecto a la plaza, y ha subrayado que en arquitectura hay errores de origen que después "no se pueden corregir".

El acueducto de Segovia, la mezquita de Córdoba, las catedrales de León y Santiago, la Alhambra de Granada, el Monasterio del Escorial o el Museo del Prado son algunos de los edificios estudiados por Ricardo Aroca, director entre 1991 y 1999 de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Politécnica de Madrid y ex decano del Colegio de Arquitectos madrileño.

"La historia secreta de los edificios" (Espasa) trata de dar respuesta a incógnitas como la "extraña" puerta de entrada al Museo del Prado, qué tuvo que ver el diablo en la construcción del acueducto de Segovia o cómo se pudo construir El Escorial en tan solo 23 años.

En el libro, el arquitecto ha intentado contar lo que le hubiera gustado que le explicaran a él sobre la historia del arte en España, no centrada única y exclusivamente en los estilos arquitectónicos y sus detalles decorativos, "consecuencia y no origen" de los propios edificios.

En su opinión, la arquitectura tiene que más que ver "con la sociedad, la economía y la construcción" de la época en que se edifica que con el estilo arquitectónico del momento.

Sus investigaciones le han llevado a descubrir cosas que desconocía, como la influencia que Almanzor -primer ministro del califa Hisham II- tuvo en la arquitectura de numerosos lugares de España, que las campanas de la catedral de Santiago acabaron en la mezquita de Córdoba o que la planta inicial de la Sagrada Familia de Barcelona es la de la catedral de León.

Entre las curiosidades que desvela la obra destaca otra relacionada también con la mezquita cordobesa: un documento describe cómo el cabildo catedralicio, alarmado por el número de golondrinas que anidaban en el edificio, en una solemne ceremonia requirió en latín a las pájaros que anidasen en otra parte.

"La admonición no tuvo éxito y, tras arduas cavilaciones, el cabildo llegó a la conclusión de que las aves no entendían el latín, por lo que determinó que se repitiera la conminación en arábigo, cabe pensar que con el mismo resultado", señala Aroca, quien añade que no hay registro de si utilizaron posteriormente sistemas "más expeditivos" para expulsarlas.

Según el arquitecto, la mezquita es, junto con el acueducto de Segovia y algunos puentes romanos, la construcción de más larga utilización de la Península, "la mejor garantía para conservar un edificio" y que su supervivencia no se vea afectado por "modas" locales o valores distintos según las épocas.

Además de la estación de tren de Atocha, Aroca considera que "no está resuelto" el tema de una entrada principal acorde con la grandeza del Museo del Prado, y opina que la entrada lógica al museo sería la puerta de Velázquez.

Aunque no incluye en el libro el actual Museo Reina Sofía y antiguo hospital, el arquitecto elogia la planta original del edificio, "que ha podido ser usada perfectamente" y habilitada como centro de arte, aunque considera que no sucederá lo mismo con la ampliación del museo en el futuro, al haberse diseñado una planta "poco clara y abstracta".

Algunos de los edificios incluidos en el libro los conocía el autor muy bien por haber trabajado previamente en ellos de una u otra forma, como la Cueva de Menga en Antequera (Málaga), el monasterio de San Miguel de la Escalada (León) o el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla.

"La historia secreta de los edificios" no descubre "nada nuevo", según su creador, sólo ayuda al lector a percatarse de detalles "que están ahí pero nadie repara en ellos".