"Nos unió una manera de entender el humor, surrealista y absurdo, como forma de expresión artística sobre el escenario. Empezamos con montajes específicos para los espacios reducidos de los cafés-teatros y cinco años después aquí seguimos". Lo aseguran los cuatro miembros del grupo teatral Abubukaka, que hoy celebran el quinto aniversario de aquella primera actuación, un 23 de noviembre de 2006, en el Café Siete de La Laguna. Lo harán otra vez sobre las tablas de un escenario, en este caso el de otra sala de Aguere, el Pub El Otro 2, el antiguo Parranda, ubicado en la plaza de La Milagrosa.

Ama, Diego, Carlos y Víctor componen la actual formación de Abubukaka. En este tiempo han montado cuarenta espectáculos (la dinámica es un estreno al mes), con más de doscientas cincuenta representaciones, a las que han asistido unos veinte mil espectadores. Su presencia en la red ha sido constante, con decenas de miles de entradas en internet y un club de fieles seguidores que alcanza ya el millar de miembros. Hace pocos días, recién llegados de una gira por Madrid, presentaron en el Auditorio Capitol de Tacoronte con un enorme éxito "Burricia", una función en la que resumieron estos cinco años de trabajo. Buenas críticas y varios premios han jalonado la trayectoria de un grupo ya consolidado que ha recorrido toda Canarias y buena parte de la Península.

El peculiar nombre, Abubukaka, surgió por pura casualidad como explica Ama: "Ni tiene que ver con el dadaísmo o que significa en árabe algo parecido a hijo de la mierda. La única realidad es que para el primer espectáculo no teníamos nombre y se me ocurrió imitar los primeros balbuceos de un niño. Así salió lo de Abubukaka. Nos gustó, es muy sonoro y nos queda bien para nuestro humor ácido. Queríamos huir de la palabra teatro junto a la compañía porque incluimos música, talleres, danza o vídeos. Ahora el nombre supone una marca y una seña de identidad para el grupo".

Los tres primeros componentes, Ama, Diego y Carlos (Víctor llegó hace tres años) decidieron unir sus esfuerzos en el último curso de la carrera y al terminar se plantearon la clásica pregunta: ¿Y ahora qué hacemos? Luego llegaría aquella primera función.

Abubukaka ganó en 2010 el concurso de la Canción de la Risa en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Así valoraron su participación: "Surgió por casualidad, a partir de nuestra amistad con el director de la Ni Pico Ni Corto, murga con la que hemos colaborado en ocasiones, igual que con otros grupos críticos y tal vez repitamos el año que viene. Aquel día salimos los cuatro con una guitarra y un cubo de basura para hacer una parodia relacionada con el alcalde Zerolo. Le gustó al jurado y nos llevamos el primer premio. Este 2011 no pudimos presentarnos por problemas de fechas".

Los miembros del grupo, tres chicharreros y un canarión, coinciden con orgullo en su vocación de "bufones o payasos", figuras que reivindican. Aseguran que ellos lo pasan bien sobre el escenario y que esa es la clave para transmitirlo al público, que se ría y pase un rato divertido.

Cabe destacar una faceta poco conocida, la de la implicación social del grupo que les ha llevado a protagonizar el pasado mes de octubre un taller de teatro en la prisión Tenerife II.

"Ha sido una experiencia dura pero enriquecedora y gratificante en la UTE (Unidad de Terapia Educativa), cuya psicóloga nos pidió colaboración. Había gente muy buena, con grandes potencialidades como actores y se implicaron mucho con nosotros", aseguran.

Abububaka piensa que la crisis "nos ha venido hasta bien para nuestro tipo de humor porque cuando hay penurias la gente necesita evadirse al menos durante un tiempo. Ahondamos mucho en la crítica social, pero siempre usando el humor absurdo y surrealista para analizar la actualidad. Es algo habitual que personifiquemos e individualizamos conceptos e ideas o, incluso, edificios, caso del Auditorio, a los que convertimos en personajes de las tramas. Improvisamos, pero casi todo está cerrado antes de subir al escenario. Los cuatro preparamos siempre en conjunto los espectáculos".

En estos tiempos de crisis, los miembros de Abubukaka tienen algo muy claro: "Nos gusta lo que hacemos y eso es fundamental. Poco a poco, hemos consolidado un estilo porque los cuatro partimos de una misma idea sobre el teatro y compartimos una filosofía como compañía".

"Pensamos -aclaran- que, como ocurre en Europa, por la cultura hay que pagar y aquí en Canarias estamos mal acostumbrados. Nos encantaría que todo lo sufragara el Estado, pero ni es ni puede ser así. Estuvimos hace poco en Madrid con entradas a doce euros y la gente los pagaba sin problemas. Aquí fuimos de los primeros en cobrar por actuar, apenas uno o dos euros y ahora cobramos cinco. No vivimos exclusivamente de Abubukaka, pero sí somos profesionales del arte, en general".

Todos se oponen a los anunciados recortes de hasta el 65% en el dinero destinado a la cultura canaria, donde estiman que "hay muy poca conciencia de la importancia del sector". De todas maneras, advierten de que solo una vez, a raíz de su primer espectáculo importante, "Píaton", recibieron una subvención del Gobierno regional, a través de Canarias Cultura en Red, con la que acudieron al prestigioso festival de la Fira de Tárrega, en Lleida. "Al año siguiente -explican- pedimos ayuda para un proyecto más ambicioso, pero no nos dieron ni un euro y hasta la fecha, aunque tampoco hemos pedido nada. Sí pensamos que hay que conservar y mimar programas como Canarias Crea, que nos permite a los artistas viajar fuera de las islas".

Abubukaka critica "una política de subvenciones en la que ha primado el amiguismo y que ha conseguido que se haga un arte teledirigido por el poder en estos últimos veinticinco años. Se supone que el que sabe es el artista porque en nuestro caso si no sabemos hacer zapatos, no los hacemos".

"Hay que decir que si los teatros tienen una media de cincuenta o sesenta personas en la sala es que el sistema no ha funcionado. Llegamos a actuar en Tamaimo para seis personas con un espectáculo cuyo coste era de 4.500 euros. Es evidente que eso no puede ser".