Ánimo, esperanza y unión: este es el triple mensaje que lanzan Jorge de León y Raquel Lojendio, solistas del XVIII Concierto de Navidad de la Autoridad Portuaria que la Orquesta Sinfónica de Tenerife, dirigida por Víctor Pablo Pérez, ofrecerá mañana, a partir de las nueve de la noche, en la Dársena de Los Llanos de Santa Cruz. Más de veinte mil personas seguirán en directo esta velada en la que el conjunto insular y los cantantes invitados interpretarán arias de ópera, romanzas de zarzuela y motivos populares del cancionero de Hispanoamérica y Canarias.

Será una noche entrañable para todos los protagonistas, pero en especial para dos voces de la tierra que triunfan actualmente en los escenarios europeos y que vuelven a encontrarse "en casa" y ante su público.

Para Jorge de León, el programa escogido por Víctor Pablo es una suerte de resumen de su carrera como tenor, puesto que contiene obras de Ruperto Chapí ("La bruja" supuso su revelación), Umberto Giordano (su interpretación de "Andrea Chenier", con la que debutó en el teatro Real, le catapultó al éxito hace dos temporadas) y Giacomo Puccini ("Tosca", representada en el último Festival de Ópera de Tenerife) ha sido una obra clave en la agenda de este año que ahora termina.

El tenor santacrucero conviene en que algunos de los "pasos" de su carrera tienen impresas sus huellas en este programa. "Hubo muy buena conexión con el maestro (Víctor Pablo) a la hora de proponer obras que llegaran a todos", afirma Jorge de León, que en el último bloque cantará el famoso "Granada", de Agustín Lara.

Algún rasgo biográfico hay también en las obras encomendadas a Raquel Lojendio. "En la segunda parte cantaré uno de mis temas preferidos, Alfonsina y el mar. Es una canción que me ha acompañado de una u otra manera a lo largo de mi vida y cuando Víctor me la ofreció pensé que era un guiño más del destino, que me iba a permitir cantarla en mi tierra y con mi orquesta", reconoce.

La soprano santacrucera iniciará su intervención como solista con dos romanzas de zarzuela, procedentes de "Las hijas del Zebedeo" y "La tempranica". De la primera destaca su fuerza "y el carácter festivo que tienen las partes de la orquestas". A la segunda le profesa "especial cariño", ya que grabó su zapateado para el sello Deutsche Grammophon con la misma orquesta y director que le acompañarán mañana.

Raquel Lojendio admite que Víctor Pablo le dio carta blanca en la elección de las arias de ópera. "Me atreví -detalla- con dos de las más bellas arias de ópera escritas para soprano: la Canción a la Luna de Rusalka y el aria de Mimí de La Bohème de Puccini. Ambas las he preparado por primera vez para este concierto y las he elegido porque quiero brindarle a mi gente lo más bello del repertorio operístico".

Reencuentro de amigos

El muelle capitalino será testigo de un reencuentro entre viejos amigos, ya que Raquel y Jorge, convertidos hoy en estrellas, compartieron aula en el Conservatorio Superior de Música. Allí, junto a otros compañeros, fraguaron sus primeros sueños, que recientemente comenzaron a cristalizar.

"Nos apoyábamos muchísimo como compañeros", recuerda el tenor; "intercambiábamos opiniones, experiencias y sensaciones acerca de nuestras carreras".

Raquel, añade, "es una gran cantante, con mucho sentido musical, que ha hecho una carrera formidable y que he tenido la oportunidad de seguir con admiración".

"De mi época de estudiante guardo solo buenos recuerdos", comenta a su vez Raquel Lojendio; "yo estudiaba Derecho en la Universidad de la Laguna y lo dejé todo para entrar en el Conservatorio. Al empezar la carrera, relativamente tarde, con 22 años, me lo tomé con verdadero entusiasmo; pasaba horas en las clases escuchando a los compañeros, y entre ellos estaba Jorge, que ya destacaba por su voz prodigiosa; pese a poseer este don, siempre ha sido una persona cercana y humilde".

Respecto a los sueños de juventud, Jorge de León considera que ilusiones y trabajo iban ya de la mano: "Soñábamos y trabajábamos con intensidad para llegar a lograr lo alcanzable", afirma.

"Nunca me marqué metas", declara a su vez la soprano; "siempre me ha movido la necesidad de cantar porque es la manera más idónea que he descubierto para expresarme. Probé con la escritura de poemas y con el ballet clásico durante muchos años, pero el canto es mi medio, donde más cómoda me encuentro y donde puedo ser yo misma".

En la estela de los genios

En la presentación del concierto, Víctor Pablo Pérez situaba a Jorge de León y Raquel Lojendio en la estela de las grandes voces de la lírica española, Plácido, Kraus, Caballé, Berganza, Carreras, cuyo testigo se disponen a recoger.

"Viniendo del maestro es todo un elogio -agradece el tenor-. Cierto es que las nuevas voces canarias están dejando huella en el panorama lírico, no solo nacional, sino internacional... El peso sobre los hombros se siente, lo mismo que al afrontar nuevos retos y compromisos de cada vez mayor nivel", explica Jorge de León.

Siempre antidiva, Raquel se distancia de los halagos: "No me considero heredera de esas grandes voces; pienso que están muuuuuy por encima de mí; sí me creo afortunada por haber podido trabajar con figuras de la lírica, en España con Carmen Bustamante y María Orán y fuera, con Kristina Laki o Edith Mathis. Haber recibido sus enseñanzas y consejos es algo que no tiene precio".

Otro aspecto inestimable será actuar en una fecha señalada, dejando a la familia carnal para encontrarse con la gran familia isleña, zarandeada por la crisis.

"No para todo el mundo es un momento de celebración", admite Jorge, pero "como destacó Víctor Pablo, el de mañana es un concierto hecho desde el corazón. Ahí es donde pretendemos llegar, a los corazones de la gente, para aliviar los pesares y dar un mensaje de ánimo y esperanza especialmente a quienes más lo necesitan..."

Al hilo de estas palabras, Raquel hace una última reflexión no exenta de autocrítica: "Siempre he pensado que nuestra profesión es un simple entretenimiento que le ofrecemos al público; para mí tiene mucho más mérito, por ejemplo, alguien que arriesga su vida como voluntario de Médicos Sin Fronteras. Sin embargo, siempre hay alguien que se te acerca y te da las gracias, porque con nuestro canto les hemos llevado a algún lugar, a algún recuerdo que les ha llenado los ojos de lágrimas o el corazón de sentimientos, y eso para mí merece todas las horas de estudio y dedicación posibles".

"Mi deseo -concluye- es que el pueblo canario se mantenga unido, que cuidemos la belleza que la fortuna brindó a estas islas de salvaje magia. Y quizá mañana, con nuestra pequeña aportación musical, podamos evocar algún recuerdo de felicidad, de niñez y de esperanza".