José Juan Jiménez, El conservador del Museo Arqueológico de Tenerife, propone "leer con ojos etnoastronómicos" las culturas indígenas canarias y profundizar en el estudio de cómo las divinidades autóctonas relacionadas con el Sol, la Luna, las estrellas o los planetas fueron adaptadas al culto cristiano tras la conquista del Archipiélago, encarnándolas en Jesucristo, la Virgen María o Juan El Bautista.

Así lo expresa este doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna, pionero en el desarrollo de investigaciones etnoastronómicas en Canarias. Jiménez señala que en las Islas ha aumentado el interés por el resultado de estos trabajos dadas las implicaciones que promueven los fenómenos celestes en la interpretación de los hallazgos arqueológicos.

En su opinión, ha habido "cierta reticencia" a aceptar que las realidades terrestres han estado relacionadas y vinculadas con el firmamento, aunque en el caso de Canarias los arqueólogos más innovadores comienzan a implicarse en el desarrollo de propuestas interpretativas de carácter astral, como las que se aplican en templos, santuarios, necrópolis, mausoleos y yacimientos rupestres de diferentes lugares y periodos.

En relación con el mundo prehispánico de Canarias perviven, según el investigador, "algunos tópicos, romanticismo, desinformación interesada y una injerencia del presente en el pasado".

Jiménez, que es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la Sociedad Europea para la Astronomía en la Cultura, afirma que empieza a abordarse de forma sistemática y paulatina un amplio corpus de información astral procedente de las fuentes escritas para que en el futuro pueda contarse con un buen atlas etnoastronómico.

Entre otros asuntos habría que continuar profundizando en la documentación relativa a los exploradores, navegantes, misioneros y comerciantes, que conocían las islas desde el siglo XIV y que relataron cómo los indígenas canarios se regían por el Sol, la Luna, las estrellas o los planetas y otras "nueve formas de idolatría".

Por ejemplo, entre las estrellas que guiaban la vida indígena se encuentra Sirio, de gran relevancia en Tenerife, Gran Canaria, La Palma y La Gomera, en donde se le rendía culto.

En las islas más orientales, según el trabajo de orientaciones realizado por Juan Antonio Belmonte y María Antonia Perera, parte de los podomorfos de Tindaya están orientados hacia la estrella Fomalhaut, la que brilla al comienzo del otoño, la de las primeras lluvias y, por tanto, la proveedora del pasto.

A juicio de Jiménez, hay que investigar "con una nueva mirada" vestigios arqueológicos como los grabados geométricos de El Julan en El Hierro, del barranco de Balos en Gran Canaria, las inscripciones en forma de espiral en La Palma, las grandes acanaladuras de Lanzarote, los hallazgos rupestres de La Gomera, el puntillado figurativo del interior de vasos cerámicos de Tenerife, los motivos astrales pintados en el exterior de la cerámica grancanaria y los grabados en la superficie de molinos prehispánicos tinerfeños.