Una supuesta biblia apócrifa descubierta de forma casual, en cuyas páginas se describen algunos de los episodios más conocidos de la historia sagrada, es la base argumental en la que se sustenta el montaje "La otra Biblia", que se estrenó ayer en el Aguere Espacio Cultural de La Laguna, donde volverá a escenificarse hoy y mañana, a la misma hora, las 8 de la tarde. También está previsto que el 24 de febrero viaje a Tacoronte, el 16 de marzo al cine Víctor de Santa Cruz y el 24 del mismo mes a la Sala Timanfaya del Puerto de la Cruz.

La puesta en escena de esta versión inédita e inventada de las "Sagradas Escrituras", cuya duración será de cerca de hora y media, correrá a cargo de Aarón Gómez y Adrián Rosales, dos de los mejores actores cómicos canarios de su generación, que darán rienda suelta a esta obra de Selaví Producciones, con texto y dirección de Alberto García.

¿De qué trata el montaje?

"La otra Biblia" es una obra puramente cómica, sin mayor pretensión, que pretende hacer pasar un buen rato a la gente. Trata sobre una Biblia apócrifa inexistente, que es encontrada de forma casual en la calle, y relatada por los personajes más conocidos de la Biblia desde un punto de vista humorístico. Luego, es una obra cómica, bastante localista, y bastante adaptada a nuestra idiosincrasia. Tiene una duración de cerca de una hora y media. No tiene un hilo conductor muy potente. Es una asociación de media docena de "sketch" hilados con una "voz en off".

¿Qué episodios utilizan en el espectáculo basado en esta Biblia inventada?

Cronológicamente están Adán y Eva, Abraham y su hijo, el anunciamiento de Jesús y María, luego hay un "sketch" de un casting para sustituir a un discípulo por si faltara alguno a la cena, también está Judas en la Última Cena sólo con Jesús y, por último, Moisés en el desierto. Son seis piezas hiladas por otro actor, Mariano, que representa al Arcángel San Gabriel hablando con Dios. Él hace un poco los nexos de unión entre los "sketch" para los cambios de vestuario, que son bastantes. El vestuario se intenta que sea como el de la época de Cristo, con todas las togas, con barba, el pelo largo...

¿Sólo pretenden hacer reír o encierra algún mensaje más?

No, sólo hacer reír, porque tratándose de un tema tan peliagudo, como la religión, tampoco queremos sentar cátedra sobre nada, ni hacer una opinión. Simplemente, entendemos que el humor puede reírse de casi todo. La iglesia está en esa línea tabú de que te puedes reír de ella, pero con ella, y de una manera respetuosa, sin dañar ni ofender las creencias de nadie.

¿Es compleja la escenografía. Cuál el formato de la obra?

La escenografía es minimalista, porque sería muy complicado hacer una ambientación de la época. Entonces nos basamos en elementos muy claves, como una platanera, pero el resto se ambienta, sobre todo, con sonido y luz. Es un espectáculo minimalista, muy claro en las pretensiones y de formato pequeño porque el principal problema que hemos tenido, como no, es el económico, y uno se queda en la mitad de lo que podría soñar.

Cómico, humor..., ¿qué otros adjetivos definen "La otra Biblia"?

Es una obra osada, porque va a tratar un tema que está en la línea del tabú, de hasta dónde podemos llegar con el humor. Es osada, valiente, muy fresca y dinámica, y creo que es apta para todos los públicos.

¿Cuál es límite al que llegan?

No dudamos nunca de la existencia humana, no nos metemos en ese berengenal porque no somos nadie para hablar de eso. Alberto, como director, no ha querido tocar este tipo de temas. Por eso se han hecho las historias combinadas, y por eso se llama "La otra Biblia", una inexistente, inventada, que no pretende dañar a nadie.

¿No temen herir sensibilidades?

Yo provengo de una educación muy cristiana y creo que no se falta al respeto. Esperamos que tengamos la mente abierta para poder reírnos de todo un poco. No creo que el texto concebido por Alberto dañe en ningún momento. Es muy banal y por eso no se mete en ningún sentido con nadie. Es como si contásemos un chiste.

¿A quiénes aconseja que no vayan a la obra?

A extremistas islámicos y católicos. A todo aquel que no tenga la mente lo suficientemente abierta como para reírse de sí mismo.

¿No temen alguna represalia?

La verdad es que uno viene de una, vamos a llamarlo, limpieza cómica en la que no me lo había planteado. Realmente si pasara, de una parte sería una sorpresa injusta de que siguiera ocurriendo esto, y de otra sería una publicidad espectacular, porque cuando te censura un grupo que cree que debe hacerlo te da una publicidad que puede ocasionar el efecto contrario.

¿Es muy necesario el semidesnudo del cartel?

El cartel cumple su cometido publicitario, que es que lo miren. Hay dos individuos semidesnudos, aunque no tienen cuerpos como para exhibirlos así. Por lo menos lo miras, te ríes de nosotros, que es la primera idea, y cumple su objetivo. En el "sketch" de Adán y Eva vestimos más o menos así. Eva (Adrián Rosales) es más surrealista y ahí está el intento de ella de que peque, pero todo de una manera más liviana.

¿No temen que se les caiga la hoja de parra en plena actuación?

Esperemos, en un ejercicio de contención, que no ocurra eso, aunque depende de lo guapas que sean las chicas de la primera fila. No, vamos bien protegidos.