El escritor Javier Marías (Madrid, 1951) tiene "cada vez más la sensación" de que luchar contra el deterioro de la lengua "es una batalla perdida" y afirma que, "al ritmo que vamos", dentro de cincuenta años los lectores tendrán dificultades no ya para entender el Quijote, sino lo que escriben los novelistas actuales.

"Creo que es una batalla perdida la que todavía nos empeñamos en librar unos pocos, llamando la atención sobre los disparates que se dicen", asegura Marías en una entrevista telefónica con motivo de la publicación del libro "Lección pasada de moda", que reúne medio centenar de artículos relacionados con el idioma español.

En ese libro, Marías trata de hacer frente a la "marea continua de disparates" que se oyen y escriben a diario y reflexiona sobre incorrecciones gramaticales y ortográficas, el lenguaje grosero e injurioso o el políticamente correcto, entre otras cuestiones.

Tradicionalmente, los hablantes han tratado de dominar la lengua, "unos con mayor soltura y otros con menos conocimientos", reconoce el escritor, pero "ahora da la sensación de que la lengua domina a los hablantes, de que es una especie de magma".

"La lengua es como una sopa boba en la cual la gente chapotea. Todos los dichos, frases y modismos se utilizan indiscriminadamente", asegura Marías antes de recordar que hace unos días escuchó la expresión "la relación de esta pareja va miel sobre hojuelas". "Eso no significa nada. Miel sobre hojuelas quiere decir una cosa buena sobre otra cosa buena, pero ya se confunde con ir como la seda". También oyó en un telediario que un determinado ciclista "se conoce los Pirineos como anillo al dedo". Será "como la palma de la mano", dice con resignación.

Elegido académico de la Lengua en 2006, el novelista no ve bien que la Real Academia acabe aceptando ciertas incorrecciones con el argumento de que "están muy extendidas". "Eso es un error", afirma tajante. "Evidentemente, la Academia no puede imponer nada; su función es orientar, sugerir y responder dudas" pero, "si se rinde ante los usos incorrectos, la gente se siente con permiso para utilizarlos".

Y es que, recientemente, Marías descubrió "con estupefacción" que la Academia ha aceptado la expresión "hacer aguas", que "se emplea ahora continuamente para lo que es "hacer agua". Como recuerda el novelista, tradicionalmente "hacer aguas menores sería hacer pis y aguas mayores, hacer caca". Por eso, cuando en un partido de fútbol dicen que "el Barcelona empezó a hacer aguas a mitad de tiempo", a Marías le suena "como si el equipo entero se hubiera puesto a orinar".

"Pero me temo que es una batalla perdida", insiste Marías, a quien le preocupa la creciente pobreza de vocabulario. "Un lector actual puede entender bien, con ayuda de notas a pie de página, el Quijote, pero al ritmo de deterioro que lleva la lengua, sobre todo en España, dentro de cincuenta años más la gente tendrá dificultades para entender, por ejemplo, mis novelas, las de Pérez-Reverte o las de Eduardo Mendoza", señala. A la hora de buscar culpables, Marías señala a la televisión y a los medios de comunicación en general.

Las lenguas, subraya Marías, "se han ido haciendo durante siglos y cada vez han sido más exactas y precisas, pero ahora tenemos la tendencia contraria: da igual matizar, da igual un término que otro, si nos entendemos". "Es cierto que nos entendemos, pero acabaremos haciéndolo como los hombres de las cavernas", concluye.