"No sé la razón, tal vez se deba a que en este pueblo las mujeres hablan mucho, los hombres las escuchan y luego aprenden a escribir". Lo asegura Jesús R. (de Rodríguez) Castellano (Santa Cruz de Tenerife, 1953) al ser cuestionado sobre los motivos para la proliferación de escritores en la zona de Anaga, y en concreto en el barrio marinero de San Andrés. Castellano , irreverente y antisistema, dirige el programa cultural "La puerta" en Radio Unión y ha ejercido diversos oficios relacionados con la literatura. Acaba de presentar su quinto trabajo literario, la novela "Libro del Cuervo", en la que cuenta los días monótonos de un hombre degradado en su función laboral y obligado a recorrer una misma ruta hasta que un crimen absurdo acaba con la rutina y con las apariencias.

¿Es "Libro del Cuervo" una novela negra?

No, yo la calificaría de naturalista. Un profesor de francés me dijo una vez que hay dos clases de novelas: la realista, que entra en el water, y la naturalista que entra, sale y luego cuenta lo que pasó.

Esta obra parece tener algunos tintes autobiográficos.

Habla de periódicos porque el protagonista trabaja en uno y yo también durante mucho tiempo. En este caso, cualquier parecido con la ficción es pura coincidencia. Narro en primera persona lo que le ocurre y lo que ve el protagonista. Es alguien que sufre una realidad que le apesta y se evade a través de la obra de un escritor popular, al estilo de Marcial Lafuente Estefanía. Intenta representar en la realidad los personajes de las novelas y vive entre sexo, drogas y rock and roll.

Su prologuista, José María Lizundia, dice que la trama se desarrolla "en las callejuelas oscuras y los lindes donde terminan los barrios obreros".

Hay una geografía en la novela, la de la ciudad de Gijón, aunque no es el Gijón real, y un desarrollo en los barrios obreros y marginales. Yo viví allí entre 1982 y 2004 por razones familiares; fui corrector de El Comercio y dirigí la revista Lúnula,del Ateneo Obrero, que ahora lleva mi hija Sibisse.

Usted fue corrector de textos. ¿Eso ayuda a escribir bien?

El del periódico se convirtió con el tiempo en un trabajo infame, pero en la editorial Júcar sí encontré referentes literarios como los de Jim Thompson o Rubén Fonseca que se unieron a Malcom Lowry, Burroughs o Bukowski.

¿Cómo ve la crisis actual en relación con la literatura?

La crisis va a favorecer el oficio de escribir, no me gusta demasiado la palabra literatura. Los escritores van a tener que espabilar para publicar sus obras a través de otros caminos que no sea el de las subvenciones públicas.

Gijón es sede de la famosa Semana Negra. ¿Tuvo relación con este festival del género?

Fui redactor jefe del periódico de la Semana Negra, A Quemarropa, que todavía se publica. Me gustaron mucho las primeras ediciones en el muelle del Musel durante los años ochenta del siglo pasado, toda una explosión de arte, pero luego se convirtió en un auténtico "putiferio" porque se comercializó en exceso. No fue por culpa del director, Paco Ignacio Taibo II, sino por la gente que le rodeaba. Ha ido languideciendo, tanto que parece que va terminar por salir de Gijón después de llegar el PP al gobierno municipal.

¿Cómo ve los recortes en la cultura de Canarias?

No tengo ninguna idea concreta sobre la cultura porque no me interesa como tal. Yo estoy de acuerdo con el poeta Agustín García Calvo cuando decía que "desde que exista un Ministerio de Cultura hay que desechar la palabra cultura y dejársela al enemigo". Tengo un blog, "La flor y la mierda", donde expreso lo que quiero con libertad.

José Rivero Vivas, el recientemente fallecido Orlando Cova, Armando Rivero... ¿Por qué San Andrés ha sido cuna de tantos escritores?

Ahí habría que incluir a Isaac de Vega, de Igueste. Me considero de San Andrés, donde viví hasta hace poco, aunque ahora resido en el barrio de La Salud. Tal vez la razón sea que las mujeres hablan mucho y los hombres que las escuchan aprenden a escribir. A Rivero Vivas le daría el Premio Canaria. Pero no es solo en San Andrés, sino que hay escritores canarios actuales de los que aprendo como Lizundia, Marcelino Marichal, J. Ramallo, autor del epílogo de "Libro del Cuervo", o Anghel Morales, que además es mi editor.

¿Trabaja en algún proyecto?

Preparo una novela que ya tiene título, "El gigoló", y se desarrolla en un bar de San Andrés, donde se reúne gente dedicada al alterne y al "servicio de compañía".