La capacidad que tiene el escritor de "modificar el pasado" es el gran motor de la novela "Una misma noche", con la que el argentino Leopoldo Brizuela ha ganado hoy el Premio Alfaguara; una obra en la que el autor reflexiona sobre la dictadura argentina e indaga sobre la esencia del mal.

"No escribo lo que pienso sino para saber lo que pienso, y me interesaba explorar aspectos como la responsabilidad civil durante la dictadura y la frivolidad con que se juzgan a veces ciertas reacciones", decía hoy Brizuela (La Plata, Buenos Aires, 1963) tras enterarse de que había ganado este premio, dotado con 175.000 dólares (unos 133.300 euros).

Como figura en el acta del jurado, leída por su presidenta, Rosa Montero, "un incidente en apariencia baladí, el atraco a un vecino, nos sumerge en una historia inquietante y nos enfrenta a los fantasmas familiares y a la oscuridad del ser humano, en la que se es a un mismo tiempo verdugo y víctima".

Rosa Montero subrayó que la novela "está escrita en la penumbra; es una historia de interiores", tanto de "los domésticos, de esa zona borrosa e indecible de la intimidad y de la privacidad", como de los interiores colectivos" porque se habla en este libro "de la trastienda y de los sótanos de la sociedad argentina", aunque la historia que se narra "sobrepasa lo local".

Y hablar de Argentina, o de cualquier otro país que haya sufrido situaciones similares de violencia, es "hablar de una sociedad que tiene que enfrentarse a una dictadura, al abuso de poder, al sentimiento de culpa, a la complicidad social y a discernir cómo se divide una sociedad entre víctimas y verdugos", algo que no siempre está claro dónde empiezan y acaban unos y otros, señaló Montero.

Como tampoco están claras, añadió la novelista española, el grado de "participación de cada uno" en momentos históricos ni "cuál es la responsabilidad de cada cual".

Escrita "con una contención increíble, con minimalismo", la novela atrapa al lector desde el principio "en una atmósfera de amenaza constante. Tiene mucho de novela de misterio, es una especie de thriller existencial", añadió Montero.

"La novela está contada entre susurros, pero son susurros de alerta y de avisos ante el peligro. Leopoldo nos dice que el mundo es amenazador, pero que esa amenaza la mayor parte de las veces está entre nosotros", aseguró Montero.

Como contó el ganador desde Argentina, por conexión videotelefónica, hacía tiempo que quería escribir sobre este tema, porque "es la preocupación de mucha gente" en su país.

Narrador, poeta y traductor, Leopoldo Brizuela acude en la novela a la figura de un escritor en la cuarentena, Leonardo Diego Bazán, para indagar en los años de la dictadura argentina y tratar de exorcizar lo sucedido en aquellos años de terror.

El protagonista regresa a la casa de sus padres para cuidar de su madre viuda y un día ve cómo las fuerzas del orden asaltan la casa de sus vecinos. Ese incidente le hace recordar que, en 1976, cuando él tenía trece años, esa misma casa sufrió otro ataque cuando vivían allí los Kuperman y Argentina "estaba sumida en el terror de la Junta Militar".

El escritor argentino presenció aquel incidente de 1976 y, según dijo hoy, le interesaba "ver cómo un mismo recuerdo que uno lleva guardado durante treinta años puede modificarse al recordarlo".

Pero "Una misma noche" es una novela "sobre el presente" y se desencadena en 2010 cuando un grupo de ladrones y de policías asaltan una casa que ya había sufrido otro asalto 30 años antes".

"¿Cómo es posible que después de treinta años siguieran existiendo los mismos métodos de atropellar a los ciudadanos y las mismas reacciones por parte de los vecinos?", se preguntaba hoy Brizuela.

El escritor no ha querido establecer sólo la responsabilidad que tuvo en la dictadura la gente de la generación de sus padres, sino también la suya, aunque tuviera "doce años" cuando Argentina se vio sometida al terror. Al protagonista no le importan tanto el pasado de quienes participaron en aquellos sucesos como "su propia cobardía".

"El miedo es una de las cosas más difíciles de asumir", dijo Brizuela.

Y es que, como dijo el cineasta Montxo Armendáriz, miembro del jurado, la novela "es una gran reflexión sobre el poder y los grupos de presión, y no se ha olvidado de la importancia que tiene la memoria, y cómo, dentro de esa memoria, aflora la propia cobardía humana".