CUALQUIER mes del año es bueno para recibir un libro, pero cuando te lo envían en el mes de abril sabemos que toma más significado. Y si, además, el libro es de un poeta como D. Jaime Rodríguez Torres, ya ni les cuento.

El poeta que hoy nos ocupa nace en Cali (Colombia). Desde muy joven escribía poesía, sobre todo pensamientos. En el año 1962 vino a España a estudiar medicina, y allí, en Cádiz, siguió prodigando los versos, presentándolos en una asociación de hispanoamericanos que ofrecía recitales, sobre todo de poetas colombianos. Allí escribió su gran poema "Aquí Colombia".

En el año 1971 arribó a Tenerife, donde definitivamente comenzó a alternar la especialidad de su doctorado con la poesía; crónicas, cuentos, relatos, etc., siendo presidente de una asociación de colombianos, Amigos de Colombia; realizaban reuniones en centros para hablar de poesía y recitar.

Dentro del mismo Hospital Universitario formaron una tertulia con la que participaban en reuniones en el Cabildo, El Escribidor, Caja de Ahorros y otras. Finalmente, cuando viaja a Colombia toma parte en los recitales de una asociación llamada Poetas Vallecaucanos. En la actualidad es miembro de la Asociación de Poetas Canarios Uni-Verso y de la Tertulia Literaria Tagoror.

Jaime Rodríguez Torres es un poeta nostálgico, que añora su tierra y su gente, que escribe y trabaja por el bienestar de sus paisanos. La soledad y el silencio hacen que de su pluma broten los más hermosos versos. Es un hombre comprometido con su país, al que visita cada año religiosamente y del cual se siente muy orgulloso. Cuando recita, sus pensamientos poéticos y el amor a su patria toman vida, fuerza, se elevan y rompen su garganta en emociones contenidas; su mirada se pierde sobre el mar para llegar a la otra orilla, donde encuentra los ecos de su infancia. En uno de sus poemas dice: "Madre, algo me quiere decir el mar / cuando a su orilla me acerco / es como un sonido de palabras / que acarician mi cuerpo".

A nuestro poeta le traen las olas mensajes que bailan en la espuma, le cuentan -mientras él pasea por la vida- cómo vive su Colombia del alma, cómo se encuentra su gente. Por eso, siempre que puede se acerca al mar con la esperanza de escuchar voces amadas; porque Jaime Rodríguez Torres lleva en lo más hondo de su alma la fuerza de grandes amores: lo que pasa, que él ama en silencio. "Nosotros, los que amamos en silencio / vagamos por las sombras separados".

Vemos que despuntan en todos sus versos la tristeza y la soledad, pensamos que todo derivado de la ausencia de los suyos. El amor por su patria se hace infinito en su gran poema "Aquí Colombia", cuando dice: "Mira, compadre, / allí yace nuestra Colombia. / Ella sumida en la amargura / se mece en el vaivén de las olas. / ¡Oh, Patria, cómo te quiero! / Dejad que grite con mi pecho ardiente / tu música, tus versos y tus cantos. / Y cuando en la noche oscura fallezcamos / llevándonos contigo tus quebrantos..., / en esa noche de mirar tranquila / tú, ¡oh Patria!, no, no puedes morir / como murió la tarde en el olvido".

En sus poemas de amor es apasionado, romántico y directo: "Conocer tu piel / hablarle a tus poros para que me digan / cómo hay que acariciarlos / para llenarme de ti. / Recorrer los abismos profundos./ Las alturas sublimes. / Buscar el secreto que escondes". Con la poesía del doctor y poeta Jaime Rodríguez Torres, abril y mayo se siguen engalanando de hermosos sentimientos y bellísimos versos.