"Decidí quedarme unos días para conocer Tenerife, donde no había estado antes, y ha sido una experiencia maravillosa. Además de su gente me han impactado sus paisajes. Especialmente, el Teide y el acantilado de Los Gigantes". Lo afirma Daniel Freire (Buenos Aires, 1961), actor curtido en cine, televisión y, sobre todo teatro, en su país natal, Argentina, y en España, donde llegó en 1999. La gira de la obra "Querida Matilde", en la que interpreta al personaje de Matías, lo llevó el pasado fin de semana al teatro Guimerá de Santa Cruz junto a Lola Herrera y Ana Labordeta. Hoy, desde las 20:30 horas, los tres estarán en el Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma y mañana (21:00) en el Auditorio Infanta Leonor de Arona.

¿Cómo es Matías?

Un pobre tipo que se ha pasado la vida perdiendo. Ha intentado un montón de cosas y todas le han salido mal. Además, presenta una gran carencia afectiva. Cuando por primera vez cree que va a ganar descubre al llegar a Madrid que le han vuelto a engañar.

¿Se parece en algo al personaje?

Siempre hay algo de uno en cada personaje. El actor solo tiene como instrumentos su cuerpo y su experiencia y si quiero dar veracidad tengo que poner algo de mí. Matías y yo somos argentinos y tenemos la misma edad. Ambos vinimos a Madrid para abrir nuevas perspectivas, aunque él obligado y yo por decisión personal.

Tras un año de gira, ¿cómo es la relación con sus compañeras?

Ha habido un gran desarrollo del vínculo personal que ha tenido una influencia positiva sobre el escenario porque la complicidad en escena es fundamental. El adaptador, además, ha acertado con el juego del lenguaje por los diferentes significados que tienen las palabras en Argentina y España. Incluso, creo que se podía haber profundizado más en este aspecto. No conocía ni a Lola ni a Ana, aunque coincidimos en el reparto de alguna serie, pero sin grabar juntos. Ahora nos llevamos muy bien y respetamos los espacios porque cada uno tiene su personalidad.

Se ha quedado varios días en la isla tras actuar en el Guimerá ¿Qué tal ha sido la experiencia?

Preciosa. Me ha maravillado lo que he visto en cuanto a paisaje: el entorno del Teide, con la piedra negra de la lava "chorreando" por sus laderas, o la naturaleza pura y dura del acantilado de Los Gigantes que nos recuerda lo pequeños que somos. Sin olvidar los cascos antiguos de Santa Cruz o La Laguna con las casas coloniales o la estructura urbanística en damero que tienen más que ver con América que con España. Por otro lado, la calidez de la gente y ese acento que nos hace sentir en casa.

¿Cada función es distinta?

Sí, porque el teatro es un arte vivo. No solo por los accidentes, sino por la respuesta del público, que es un personaje más. Recuerdo una vez en Pamplona en la que había una especie de pared invisible en la que rebotaba el sonido. Terminó la función y el público aplaudió como siempre. No sentimos más la barrera en las otras representaciones. Algo mágico e inexplicable.

¿Qué medio escénico prefiere: cine, teatro o televisión?

Me gustan los tres. Me siento más cómodo en teatro porque es lo inmediato y tiene la frescura de la relación con el público. Es el espacio en el que más expuesto estás, pero el que menos miedo me da porque soy más dueño de mis recursos. En el cine y la televisión, otros eligen por ti. La televisión es el arma más poderosa del ser humano, pero suele estar en manos gente que no es creadora y a la que solo le mueve el dinero. Como ejemplo, si las marcas se retiran de "La Noria" al declarar la madre del Cuco también los creadores deberíamos pedir certificados a empresas que pueden explotar a niños o contaminar el medio ambiente.

¿Volverá a televisión tras "Doctor Mateo"?

He trabajado de forma regular en cuatro series importantes: "Ana y los siete", que fue la primera, "MIR", "Motivos personales" y "Doctor Mateo". Nadie sabe donde está la clave del éxito de una serie, depende de muchos factores. Sí creo que debe haber diferencias entre el modelo estatal en cuanto a contenidos y el de las privadas. No creo que forme igual al ser humano Eduard Punset en "Redes" que los comentaristas de "Sálvame". En mi caso espero que salga algún proyecto interesante.

Argentino, guapo, actor... Lo tiene todo, ¿o no?

No es para tanto (risas). Tener una cara agradable da cierta ventaja, pero luego hay que demostrar que vales. Es cierto que el físico también me limita para hacer otros papeles. Respecto a lo argentino, siempre hay tópicos y los acepto, aunque me molesta tener que ensayar un acento neutro y no veo por qué un señor con acento de donde sea no puede interpretar al personaje protagonista.

"No soy de aquí ni soy de allá" decía su paisano Facundo Cabral. ¿Qué piensa usted?

Mis ancestros son gallegos y decidí venirme un día. Nunca me he sentido extraño en Madrid, una ciudad que te acoge y te integra, pero hay una visión del conquistador, "eurocentrista", sobre América. Eso sí, argentinos, mexicanos y cubanos somos mejor vistos que los otros latinoamericanos.

La crisis también parece que ha ido de allá para acá.

La del "corralito" fue una crisis de hambre física. Las crisis americanas fueron un ensayo general desde el mundo financiero para ver la reacción de los pueblos. Ahora no entiendo cómo es ministro de economía en España alguien que era directivo de Lehmann Brothers o que el de Defensa fuera ejecutivo de una empresa que se lucra con la venta de armas.

¿Qué piensa de las relaciones hispano-argentinas tras la nacionalización de Repsol YPF?

Como dije antes hay una visión del conquistador que es incompleta. Una cosa es la opinión sobre la presidenta y otra la descalificación del país. Para defender a una multinacional hay que saber qué ha hecho y conocer sus acuerdos con gobiernos corruptos. Además, en Latinoamérica el populismo es un componente más de la política. Pero todo pasará porque los lazos entre ambos pueblos son sólidos.

¿Cómo lleva la fama?

No me molesta que me saluden por la calle o me pidan autógrafos, aunque a veces agobie. Hay que aceptar el cariño y el afecto de la gente. Otra cosa es lo que pasaba en Lastres, el pueblo de Asturias donde rodábamos "Doctor Mateo". Hubo un momento en el que no podíamos ni comer porque los turistas iban a ver la serie y nos superaban. Pongo límites para que se den cuenta de que soy una persona y no un muñeco. De mi vida privada, que es solo mía, saco las herramientas para construir al personaje y si la expongo acabo con la magia de la sorpresa.