"Si tuviera que definir los factores que marcan mi libro diría la incomunicación y el desarraigo, igual que a la sociedad actual". Lo asegura el escritor y periodista Carlos Cruz (Los Realejos, 1977), que en "No es la noche", su segunda novela, retrata las anodinas existencias de Eva y Juan. Eva es policía y encara su primer día en el cuerpo en un imaginario e imaginado Sur de Tenerife. Juan lo está pasando mal en un barrio dormitorio cercano y sabe que no hay futuro. Cuando ambos se juntan, "se hace de día" en sus vidas.

¿Qué ha querido contar?

Siempre me ha interesado la violencia de género para intentar entender por qué se agrede al que más se quiere. Esta historia la empecé a partir de un final muy dramático y catártico. A partir de ahí escribí de atrás hacia adelante. En mi primera novela, "h", fue justo al revés. Los protagonistas, Eva y Juan, "miran" el entorno social que les rodea y aprovecho para ver qué efecto les causan el desarraigo y la incomunicación.

¿Ha evolucionado como escritor desde "h", su primera obra?

En "h", la historia me llevaba a lugares desconocidos y aquí he querido ser yo el que la guíe. Al contar en primera persona respeto lo que los personajes piensan aunque no esté de acuerdo. Pero también les obligo a dar la cara y mostrar su auténtica personalidad.

¿Por qué en primera persona y ese "agobio" al lector con textos sin comas y puntos seguidos?

Está hecho con intención desde la perspectiva de para qué sirve la literatura. Yo elijo para "incomodar" al lector y que participe de manera activa. A veces no le doy todos los datos para que "juegue" a descubrir y por eso uso mucho la elipsis. Quiero que se pregunte dónde le lleva la historia y su punto de vista la enriquezca. Escribo lo que me gustaría leer.

¿Por qué Eva es policía y en una zona turística?

Me interesaba la estructura social del Sur de Tenerife por ser una zona turística. Yo soy del Norte y veo el Sur como algo inhóspito y desierto, como si fuera otro mundo. Eva me permitía tener una mirada sobre un mundo lejano, aunque esté tan cerca.

¿Se identifica con la generación de escritores que plantea G-21?

Solo en cuanto a los orígenes como fuente de lugares comunes para contar historias. La geografía no influye tanto ya por la globalización. En los setenta había un marco mítico de las Canarias y ahora se incluyen los escenarios concretos de la isla. Escribí la historia estando en el sur y la anterior, que se desarrolla en Estados Unidos, cuando vivía allí. Tal vez tenga que cambiar esa dinámica.

¿Se escribe mejor en crisis?

Tal vez sí porque esta situación excita mental e intelectualmente. Reflexionar sobre este drama nos puede estimular a escribir y convertirnos en reporteros.

¿Cuáles son sus referentes literarios y qué le gusta leer?

Los cuentistas americanos como Corver o Sheever, porque narran lo cotidiano, lo extraordinario que pasa en lo ordinario. En España me quedo con "Nada" de Carmen Laforet o con el Luis Martín Santos de "Tiempo de silencio"

¿Pesa o ayuda el apellido Cruz?

Puede ayudar o ser una losa. No me gusta ser valorado por eso sino por una trayectoria. Mi tío Juan (Cruz, escritor y periodista de El País) se limitó a permitirme el acceso a muchos libros y darme pocos, pero buenos consejos.

Es un apasionado de lo audiovisual. ¿Eso influye al escribir?

Escribo por escenas, las visualizo y monto una cámara imaginaria para grabar desde el punto de vista de los personaje. Por eso uso frases cortas y tantos puntos. Veo la realidad a través de imágenes. La muestra son los guiones que he escrito para series de televisión como "Vidas robadas" de Antena 3, protagonizada por Rodolfo Sancho, y pendiente aún de emitirse.

Internet y las redes sociales. ¿Herramienta o enemigo?

A las redes sociales les falta un complemento de honestidad, coherencia y ética. Supongo que internet, como la política, es un reflejo de la sociedad.

¿El modelo actual de los medios de comunicación está caducado?

El periodismo debe optar por crear un diálogo cara a cara con la sociedad, un punto de conversación directa con el lector individual o colectivo. Es decir, empatía. La tendencia debería ser el análisis en profundidad o la literatura periodística. Los medios deben ir más hacia lo emocional y menos a responder a las cinco W anglosajonas.

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