Begoña Bravo, testigo del hallazgo del Códice Calixtino en un garaje de Milladoiro (A Coruña), relató hoy cómo sucedieron los hechos y destacó: "lloramos, porque estaba en perfecto estado".

"Viendo como estaba el garaje, lleno de suciedad, ha sido una alegría enorme comprobar que esta joya del siglo XII estaba impecable. Nos emocionamos todos, también el juez José Antonio Vázquez Taín", instructor del caso, enfatizó en declaraciones a EFE.

Bravo ha sido testigo de excepción de la recuperación de Códice Calixtino, robado hace ahora un año de la Catedral de Santiago de Compostela.

La Policía Nacional se acercó a la terraza en la que Begoña Bravo y su marido, Mauricio García, estaban sentados y les pidió si podían acudir a un reconocimiento, aunque no les dieron más detalles.

"Allí (en el garaje) solo estábamos nosotros, mi marido Mauricio y yo, luego los efectivos policiales y el juez", indicó, y apuntó que "el trabajo ha sido muy minucioso, han revisado todo, han estado apartando la porquería... y allí había tantas cosas, libros, bandejas de plata, monedas".

"El Códice Calixtino apareció donde menos lo esperaban, porque hubo un instante en el que los ánimos se vinieron un poco abajo, creyendo que no estaba allí", dijo Bravo.

"Pero al final sí, en un área en la que había cemento y ladrillos. Fueron cuatro o cinco bolsas las que aparecieron en ese espacio, y muy diligentes empezaron a romperlas, una por una. Cuando apareció el Códice qué alegría tan inmensa, como lloramos todos, incluso el juez, que no pudo contenerse, lógicamente", puntualizó.

El Códice Calixtino ha aparecido en un garaje de la calle Curuxa, en Milladoiro, en el mismo edificio donde vivía el electricista Manuel Fernández Castiñeiras, uno de los detenidos por el robo del libro manuscrito.

"Y la sorpresa con la que nos hemos encontrado Mauricio y yo, que veníamos aquí a visitar a nuestro hijo, porque no vivimos en Milladoiro, sino en Arzúa... Quién nos lo iba a decir. Qué alegría tan grande", concluyó Bravo.