DE la que fuera capital del Reino Zirí, o del Nazarí; de la Muy Noble, Muy Leal, Nombrada, Grande, Celebérrima y Heroica Ciudad de Granada, es nuestra protagonista que asoma hoy en esta sección: Verónica Victoria Romero Reyes.

Sobresaliente escritora, es licenciada en Periodismo por la Universidad de Málaga. A posteriori, se doctora en Comunicación y retorna a la ciudad de La Alhambra para dedicarse a la docencia, en 2006. Obtiene el Certificado de Aptitud Pedagógica en 2007, en la especialidad de Lengua y Literatura. Actualmente, y por motivos profesionales, reside en la Ciudad Condal desde el año 2010.

Verónica Victoria Romero Reyes, a muy temprana edad, con diecisiete años, obtiene el primer premio de Poesía en el certamen literario "Castillejo-Benigno Vaquero" de Granada. Ha publicado con la editorial Kit-book la obra "Selección de poemas. 10 autores" y "Fénix", con CVA Ediciones, sita en dicha provincia granadina. En 2010 colabora con la Unesco con su poema "Advocación a las nueve musas". Ha participado en la colección "Algo que decir" del Ateneo Republicano Blasco Ibáñez, de Valencia, con su obra "El quicio de un sueño". Publica en revistas literarias, haciendo mención de "Absenta", "Canal Literatura", etc. Cuenta con biblioteca virtual en la base de datos de la Cátedra Delibes.

Verónica Victoria Romero Reyes se torna romántica en la mayoría de sus versos. Con lenguaje claro y pulcro nos esboza y desgrana los impulsos de ese amor que le nace y que comparte. Su poética es un hondo latido en los estados que vive en el tiempo. Su preclara lírica es referente en la poesía actual.

Para concluir mi sencillo comentario sobre esta eminente poeta, sirva esta pieza por título "Escríbeme un poema, me dices". Este es:

"Escríbeme un poema , me dices", / sobre caricias, abrazos y besos; / escríbeme un poema si te apetece, / si te hace sentir en la piel y en los sesos. / Escríbeme un poema que nos rece, / entregándonos en cáliz la salvajada / de sabernos comunión de únicas preces. / Escríbeme lo que sientes cuando te toco, / descríbeme ese río y esa lluvia de vahído / que te torna humo virgen en mi sofoco. / Regurgita el alma que te has bebido. / Dibuja en el lienzo el amor que has olido. / Escríbeme un poema, me dices... / Y yo te digo, dormida en tu recuerdo, / que no hay verso que recluya la maravilla / de tu labio entregado a mi esencia, / no hay verbo abnegado ni fatal rimilla / que supla el sol de tu presencia, / no hay encabalgamiento ni estrofilla / que me doblegue con complacencia / si no estás tú / apoyando tu mano en mi espalda... / Que me hiela, me abrasa, / me rinde y me escalda / no retener tu aliento, / convicto perpetuo, / en la mazmorra de mi iris esmeralda. / Escríbeme un poema... / Y no sabes, aún,/ que, / en mi sangre, / ese poema... / lo ecribiste tú".