El actor catalán Juanjo Puigcorbé (Barcelona, 1955) ha vuelto al mundo del teatro, tras casi dos décadas sin enfrentarse en directo al público en escena porque no le ofrecieron un papel que se adaptara a su perfil. Volodia, un personaje inventado por Juan Mayorga y dirigido por el tinerfeño Juan José (Cuco) Afonso en la obra "Si supiera cantar, me salvaría. El crítico", que se estrenó este viernes en el teatro Guimerá de Santa Cruz con un gran éxito de público, ha conseguido despertar su probado ingenio en el arte de Talía.

Este montaje, del que ayer se ofrecieron las dos últimas funciones en Santa Cruz, plantea a Puigcorbé la ardua tarea de personificar a Volodia, un crítico teatral que recibe en su casa la visita inesperada de Scarpa (Pedro Ponce), autor de una obra que se acaba estrenar y sobre la que está a punto de escribir una crítica.

Juanjo Puigcorbé, que se muestra muy entusiasmado con su regreso a las tablas, recuerda que "yo empecé en el teatro y estuve prácticamente en todas las compañías catalanas independientes de aquella época, como Terra Lliure, en las que hacíamos teatro independiente, pero de texto, y tuve la suerte de inaugurar el Teatro Nacional de Cataluña. Fue una época en la que hice papeles muy bonitos en lo que es la historia del teatro. El último fue el de Valmont en "Las amistades peligrosas", en 1993, con Pilar Miró".

Este actor de nariz peculiar, presencia elegante, gracioso y ligón, entre otras características que definen su fuerte personalidad, reconoce que desde entonces "lo que me ofrecieron era más teatro de centro comercial. No es que no me guste, pero pensaba que no era para mi. Esperaba que me llamaran de algún centro dramático o teatro nacional para continuar un poco lo que había hecho hasta entonces, pero nadie me llamó, hasta que me propusieron este texto, que es teatro puro. Entonces pensé que era el momento de volver".

Tras casi cuarenta años en el mundo de la escena, su primer papel lo protagonizó cuando tenía 17 años, su talento se dividió entre el teatro, el cine y la televisión. En este sentido, considera que el teatro es un fenómeno único en el que cada función es una cada día.

"Es una experiencia vital muy distinta al cine. El teatro casi está un poco en una línea entre lo sagrado y lo profano. No tiene nada que ver con el cine, son dos experiencias sensoriales muy diferentes. El teatro es más directo por el contacto diario con el público. No es que uno sea mejor que otro, sino que para el espectador son dos experiencias sensoriales distintas. Es como si lees una novela. La ensoñación del lector es inmensa, es una experiencia inigualable".

Este premiado actor, que ha dado vida en escena a seres muy dispares según el formato en el que se ha movido, aclara que el teatro que le gusta practicar se podría tildar de romántico. "Me remito al tipo de teatro que he hecho, "Peer Gynt", "El príncipe de Homburgo" o "Hamlet", incluso esta obra está rayando el personaje romántico. Me gustan esos personajes que están buscando desde el abismo la libertad. Ese registro creo que es el mío, aunque en este país, con un mercado pequeño, tenemos que tener varios registros, porque esto no es como Estados Unidos, con más de 300 millones de habitantes. Aquí tenemos que intentar, como mínimo, hacer de todo".

Con respecto a Volodia, personaje que lo ha devuelto al mundo del teatro, comenta que es "un crítico incorruptible y muy estricto que tiene un encontronazo con Scarpa, el autor de una obra que se acaba de estrenar y sobre la que tiene que escribir una crítica. Estamos los dos todo el rato en escena y hablamos durante cinco o seis minutos seguidos, mientras el otro está escuchando. Son diálogos (monólogos) extensos en los que tanto monta uno como el otro".

Puigcorbé considera que "Si supiera cantar, me salvaría. El crítico", obra que ya viaja hacia la península, trata sobre la esencia del teatro. "Creo que el teatro tiene que ponerse por delante de nosotros, desenmascarar aquello que ocultamos. Y ha sido así de toda la vida, desde los griegos. Hablo de desenmascarar en el sentido de quitar el velo a las cosas. La gente aprende eso, que los personajes ocultan algo y la obra lo muestra".

Para corroborar esta afirmación, el actor catalán se remonta al teatro clásico griego. "Es como con los griegos y las máscaras que utilizaban. La máscara era un altavoz, una careta que indicaba cuál era el personaje que estaba ahí. Representaba a algo o a alguien. El personaje tenía unos mecanismos que lo empujaban a hacer las cosas y el teatro las ponía en evidencia".

Este simpático actor, que ha sido protagonista en series televisivas tan populares como "Pepe Carvalho", "Un chupete para ella" o "Villarriba y Villabajo", ha recuperado ese amor dormido que siente hacia el teatro, al que ha vuelto de la mano de Volodia, un ser con el que se identifica y con el que seguirá de la mano como mínimo hasta enero de 2013.

Este veterano hombre de escena, que no quiere hablar de su papel como Rey de España en la miniserie "Felipe y Letizia", porque le originó muchos problemas que prefiere olvidar y enterrar en el pasado, aunque está muy satisfecho con su interpretación.

Se muestra muy contrario a la subida del IVA para la cultura: "No estoy de acuerdo. Me parece nefasto cargar con esta subida del IVA a la población cuando en todos los países europeos es una tasa reducida. Me parece un error cuando lo que hay que hacer es apoyarlo, porque si no te dan ayuda difícilmente podrás competir. Es un castigo total a la cultura. Habrá que ver qué sucede, pero con el bajón de público la recaudación será menor".

Cuestionado sobre el movimiento hacia el independentismo que se vive actualmente en Cataluña aduce que "son muchas las personas que han salido a la calle porque consideran que no se está ayudando al desarrollo de Cataluña, y hay que tenerlo en cuenta porque hay un problema de fondo muy grande que no se quiere ver. Por eso hay que hacer juicios de valor serios y no demagogia, como ocurre en algunos medios, porque la gente no es tonta".