"Mi relación con Santa Cruz es de amor y de pasión porque es la ciudad del grupo de Gaceta del Arte, de mis amigos Eduardo Westerdhal y su esposa Maud, Domingo Pérez Minik o Pedro García Cabrera. Yo fui para ellos como un pollito emplumado porque llegué el último y así me retrataron. Por eso me dolió doblemente la mutilación de mi escultura en la plaza de Europa y estoy feliz porque gracias a CajaCanarias ya está restaurada". Lo aseguró ayer el escultor grancanario Martín Chirino, un intelectual pleno de lucidez a sus 87 años, durante la presentación de "El escultor del hierro", el documental de Alejandro Togores sobre su figura que fue estrenado anoche en el Espacio CajaCanarias de la capital tinerfeña.

El artista de "las espirales y las ladys", único integrante todavía vivo del mítico grupo generacional El Paso valoró así la película: "Solo mi profunda relación con Alejandro (Togores) me ha permitido llegar a límite en el que alguien puede hablar sobre sí mismo". En este sentido, el rodaje dio "un poco de miedo" tanto al protagonista como al autor por llegar en el caso de Chirino "a cuestionarme quién soy, qué es lo que quiero y dónde estoy".

En palabras de Martín Chirino, entre Alejandro Togores y él "nació una gran amistad, una gran cercanía y poco a poco llegamos a ser muy buenos amigos", algo que corroboro el periodista y artista plástico, también autor del guión. Chirino destacó "la gran sutileza con la que Alejandro ha presentado estas confesiones".

Álvaro Marcos Arvelo, director de la Obra Social de CajaCanarias, abrió el acto de ayer para hablar de "una película río, a menudo epidérmica, un testimonio de hallazgos personales en el camino, de lugares que han construido la mirada de Martín desde la playa de Las Canteras a Southwood, y que nos desvela la intensidad reflexiva de un hombre que sigue haciéndose preguntas".

Para Arvelo, una de las principales claves del documental reside en que "Alejandro Togores ha empleado la buena madera humana de la persona llamada Martín Chirino. Su contención narrativa, el tono de este diálogo, es fruto de la enorme complicidad que hay entre Chirino y Togores".

Arvelo también rememoró la relación de Chirino con la institución: "Desde mi despacho veo cada día la coronilla de la Gran Cabeza Africana, la obra que realizó a mediados de los años ochenta y preside nuestra sede central en Santa Cruz. No se hacen idea de la cantidad de personas que se fotografían junto a ella o la tocan como una forma tal vez de llenarse de la fuerza y la energía que él puso en esta escultura".

Durante el proceso de documentación no faltaron las anécdotas, tal y como señaló Togores: "Revisamos nuestro archivo y encontramos unas fotos de Martín Chirino en Nueva York tomadas en 1973. Por suerte, todos los negativos de aquel momento los guardaba en Madrid Alfredo Delgado, incluso aquellos que aún no habían sido revelados. Recuperados, y una vez en nuestras manos, los positivamos y le preparamos una sorpresa a Chirino quien pudo ver, casi cuarenta años después, aquellas fotografías. Ese momento lo recogemos en la película".

Martín Chirino, por su parte, dijo que otro motivo para sentirse muy feliz en Santa Cruz era la restauración tras ser mutilada, gracias a CajaCanarias, de la escultura El sueño de los continentes, que su autor visitó tras el encuentro de ayer en su emplazamiento de la plaza de Europa. "Es un placer que se haya recuperado, pero debo decir que solo con dinero no se repara el daño moral que se hizo en su momento, no a mí, sino a Santa Cruz, a Canarias y a la gente que ama la cultura. El trato que recibí al principio no fue ni muchísimo menos el adecuado porque hasta un año después del destrozo no me enteré de nada. Incluso algún miembro de la anterior corporación municipal me dijo que la escultura ya era suya y no mía, así que no tenía nada que opinar, algo disparatado. Una situación enojosa y una herida doble por lo que quiero a la ciudad, tal ves síntoma de estos tiempos que corren. Pero hay que olvidar lo que pasó".

"Esta ciudad -concluyó- tiene el museo de esculturas al aire libre más importante de España y diría que de Europa. Todos los grandes de la época están aquí con su obra para responder en un momento histórico. No en cualquier sitio tienen en la calle a un Moore o a un Miró. El arte es patrimonio de todos. No sé a qué institución le corresponde protegerlo, pero tiene contraído un compromiso con la sociedad. Una escultura no es un tobogán".