El artista Pepe Dámaso (Agaete, 1933) declaró ayer su vocación de unir el patrimonio natural y humano de las Islas Canarias con lo universal, en "una misión prioritaria que trascienda a todos los seres", durante su investidura como doctor honoris causa de la universidad de Las Palmas.

Su intención es "no tener miedo a lo local y que el resultado final sea un lenguaje que una un cosmos de culturas que dibujen la faz del planeta".

De esa manera puede superarse "esa angustia de la abstracción pura del sueño nihilista del arte por el arte" y el "minimalismo aséptico e impotente que desprecia el rico esplendor vegetal que brilla en nuestra naturaleza", ha manifestado el artista.

A su juicio, "los canarios llevamos en los genes poder inventarnos una isla huyendo de lo hostil de la realidad", tal como ha sucedido con San Borondón, una capacidad de surrealismo isleño que permite ir "a la orilla del mar, y ante la imposibilidad de seguir, regresar a nosotros mismos, aunque "seguiremos la ruta de los soñadores que llevan siglos buscando esas apariciones".

El artista ha confesado que siempre ha intentado "tener una acción sobre la humanidad, contribuir con todo el poder" de su esfuerzo "a la civilización".

"Hacer arte me parece algo cada vez más importante, cada vez más terrible deber que ha de ser cumplido ardientemente, monásticamente, sin desviar los ojos del creador de toda obra artística", explicó Dámaso.

El artista planteó también esta reflexión sobre la situación de la cultura en la sociedad actual: "Sabemos más, mejor, estamos más informados, pero sabemos menos", por lo que se hace necesario volver a "los valores espirituales y sensibles".