Dice que las raíces de esta investigación se encuentran en torno a un déficit arqueológico localizado en San Cristóbal de La Laguna, su ciudad de nacimiento. "Una arqueología de los márgenes. Colonialismo, amazigidad y gestión del patrimonio en las Islas Canarias" es el título del último libro publicado por el investigador José Farrujia de la Rosa, doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna, con el sello neoyorquino Springer.

"En el año 2008 empecé a trabajar en una investigación que tenía un ámbito local, pero en la que se tocaba un problema que se repetía en distintas partes del mundo", avanza un estudioso que se ha apoyado en las imágenes de Tarek Ode para ilustrar una obra que se presentará el próximo 25 de abril en la City University de Nueva York. "Era evidente que toda la oferta patrimonial que existía en la ciudad de La Laguna estaba orientada al patrimonio histórico y arquitectónico, y más concretamente, al periodo colonial", expone José Farrujia. "Era La Laguna de los palacios, de los conventos, de las casas altas... Pero su patrimonio arqueológico, muy importante por sus pinturas rupestres, no estaba representado; era algo que no formaba parte del patrimonio cultural que define al municipio y eso me preocupaba", critica De la Rosa.

El autor de esta obra, que está sustentada y ampliada sobre una ponencia que leyó en Menorca, dice que "la propia Unesco reconoce que las ciudades renacentistas, medievales y el patrimonio europeo en general está sobrerrepresentado en referencia al patrimonio indígena de Australia, Canadá o Canarias... Yo siempre he apostado por lo regional para ofrecer una panorámica a escala global y no analizar únicamente los problemas que en este caso he localizado en La Laguna. En este sentido, el núcleo gordiano de la investigación analiza la gestión del patrimonio en el Archipiélago".

Uno de los aspectos que también ha destacado Farrujia de la Rosa de la publicación de Springer es la aportación visual de Tarek Ode. "Cuando quieres poner en valor un patrimonio, aunque sea para criticar algunos aspectos de la gestión cultural actual, la imagen es un factor importante. Y eso también ha quedado reflejado en el libro", aclara el historiador.

Lo que expone José Farrujia en este análisis científico es por qué se ha llegado a la situación actual a través de un repaso histórico a través del siglo XIX y de la etapa franquista, pero lo más importante de esta reflexión es que en ella se apunta "cuál es el modelo actual de gestión de patrimonio, dónde están fallando y los aciertos y errores que se están cometiendo" argumentando que "la investigación aporta una serie de propuestas muy útiles para reconducir las cosas que se están haciendo mal. Es un libro que tiene una aplicación práctica; no es una revisión", puntualiza en relación a una problemática en la que se unen distintos factores distorsionadores.

Un problema con diferentes frentes abiertos

José Farrujia de la Rosa entiende que la actual problemática patrimonial "es un todo, no un aspecto concreto que no se ha sabido solucionar". En este sentido considera, por ejemplo, que la herencia colonial ha propiciado que no se ponga en valor el patrimonio indígena de Canarias, ya que el guanche no es un patrimonio monumental", precisa en relación a una serie de valores culturales que no son los que ha venido potenciando la Unesco. "En Canarias la gestión de ese patrimonio ha seguido unas directrices o un pensamiento único que ha sido dictado desde los centros de poder como la Unesco. Eso lo único que propicia es que se valore lo que ya está representado en otras partes del mundo frente a la realidad indígena", argumenta el catedrático en Prehistoria. "La realidad geográfica también nos marca, puesto que está propiciando que cada isla tenga su propia política patrimonial. No hay cohesión, se están usando métodos de trabajo diferentes y en la actualidad Gran Canaria es un modelo a seguir en cuanto a la gestión del modelo arqueológico frente a lo que no se está haciendo en el resto de las Islas. En Tenerife, por citar un ejemplo cercano, no hay ni un solo yacimiento abierto al público. Estos desajustes se explican porque las voluntades políticas no son las mismas en unas islas que en otras", puntualiza un historiador que sostiene que el mundo guanche genera en el exterior dos sensaciones. "Por un lado se percibe un enorme desconocimiento que, a su vez, crea una curiosidad insólita por conocer más aspectos de esta cultura".